Teólogo: Castro 'ahora está solo, con su alma, en el reino oscuro de Satanás'
DDC | Madrid | 30 de Noviembre de 2016
"El tiempo se ha acabado para Fidel Castro.
Ahora ya no hay poder sobre la tierra ni santo ni ángel que pueda
otorgarle el perdón", escribió el famoso teólogo español José Antonio
Fortea, según informa la Agencia Católica de Información (ACI Prensa).
"Ahora
está solo, con su alma. Encerrado en la terrible prisión de su alma. En
el reino oscuro de Satanás o en las prisiones inmateriales del lugar de
purificación", sentenció el sacerdote.
Fortea,
quien es especialista en el campo relativo al demonio, el exorcismo, la
posesión y el infierno, publicó esta semana dos artículos en su blog,
con el título "Elegía a Fidel Castro", que "condenan" al dictador a purgar sus pecados y vaticinan su final infernal.
"Él, que sentenció a tantos (…) ya no encontrará perdón ni en este mundo ni en el cielo", afirmó.
Señaló
que es imposible saber si Castro está en una morada o en otra, pero sí
hay una certeza: "la Justicia ha recaído sobre su pequeña y miserable
alma".
Según
Fortea, "Dios le dio 90 años a su alma para cambiar, para entender,
para pedir perdón" y no lo hizo. "Él que hizo un infierno de la vida de
muchos, si ha entrado en el infierno, ahora sufre con los ojos
abiertos", afirmó.
"Ahora
no le son de ninguna ayuda ni todas las manifestaciones multitudinarias
en la Plaza de la Revolución que se puedan convocar en su honor ni
todos los artículos que el diario Granma escriba loándolo ni todos los discursos del Partido que lo ensalcen hasta las nubes", sentenció.
El
sacerdote señaló que Castro tuvo "una vida repleta de acciones
gravísimas, acciones que llevan a la condenación eterna" y que "el
juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia".
Fortea dijo que no hay perdón para quien ha vivido "matando, persiguiendo a la Iglesia, torturando, robando y oprimiendo".
"Cada
acción tiene sus consecuencias. Y hay acciones que tienen consecuencias
eternas. Hay acciones que matan el alma. Hay actos que llevan al
infierno", concluyó.
Las cenizas de Castro viajan hacia Santiago de Cuba
DDC | La Habana | 30 de Noviembre de 2016
El régimen comenzó este miércoles el traslado de las cenizas de Fidel Castro hacia Santiago de Cuba, donde serán inhumadas el domingo, en el Cementerio Santa Ifigenia.
El
traslado durará cuatro días y hará a la inversa el recorrido de la
"Caravana de la Libertad" encabezada por Fidel Castro en los primeros
días de 1959.
Las
cenizas salieron de la Plaza de la Revolución sobre las 7:00 de la
mañana. El cortejo, según el recorrido publicado por la prensa oficial,
pasará por todas las provincias excepto Pinar del Río, Artemisa y
Guantánamo.
Las
cenizas, que han permanecido lejos de la vista de los cubanos, en una
sala del Ministerio de la Fuerzas Armadas (MINFAR) a la que solo habría
tenido acceso la elite del régimen, viajan en una pequeña urna de cedro
cubierta por la bandera cubana.
Según el diario Juventud Rebelde,
los restos del dictador fueron sacados del MINFAR a hombros de dos
jóvenes oficiales, y acompañados por su hermano Raúl Castro, su viuda,
Dalia Soto del Valle, y sus hijos.
Durante
el primer tramo del recorrido serán escoltados por los generales de
Cuerpo de Ejército Leopoldo Cintra Frías, Joaquín Quintas Solá y Ramón
Espinosa Martín, reportó la web oficial Cubadebate.
MUERTE DE FIDEL CASTRO
Los aliados del régimen arropan a Raúl Castro en el homenaje a su hermano
DDC | La Habana | 30 de Noviembre de 2016
Decenas
de miles de personas participaron este martes en el "acto de masas"
convocado por el régimen en la Plaza de la Revolución de La Habana para
homenajear a Fidel Castro.
Mandatarios
y representantes de gobiernos de varias regiones del mundo viajaron a
la Isla para asistir a la ceremonia, parte de los nueve días de luto
ordenados por el La Habana.
Raúl Castro cerró el acto. Pese al momento, se permitió bromear: "Para tranquilidad de todos, yo soy el último orador", dijo.
En
su discurso, hizo un recuento de la importancia de Plaza de la
Revolución como bastión del régimen durante más de medio siglo.
A
la plaza "ha venido en estos días el pueblo, con una gran participación
de los jóvenes, a rendir emocionado tributo y a jurar lealtad a las
ideas y a la obra" de Fidel Castro, dijo el general.
Entre
los asistentes al acto estuvieron aliados de La Habana como los
presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; Ecuador, Rafael Correa;
Bolivia, Evo Morales; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Nicaragua,
Daniel Ortega; Zimbabue, Robert Mugabe, y el expresidente de Uruguay,
José Mujica, entre otros.
También
los presidentes de Panamá, Juan Carlos Varela; México, Enrique Peña
Nieto; Sudáfrica, Jacob Zuma; el primer ministro griego, Alexis Tsipras;
los vicepresidentes de China, Li Yuanchao, e Irán, Majid Ansari, y el
presidente de la Duma estatal rusa, Viacheslav Volodin.
Varios
de los mandatarios asistentes pronunciaron discursos llenos de elogios
al régimen y al fallecido dictador. Uno de los más emocionados fue
Rafael Correa, quien incluso juró lealtad a las ideas de Fidel Castro.
"Por
esas ideas seguiremos luchando, ¡lo juramos!", afirmó Correa recordando
las palabras del compromiso que han estado firmando los cubanos desde
el lunes en los puntos establecidos por el Gobierno en todo el país para
rendir homenaje a Castro.
Correa dijo que el dictador "murió invicto" y criticó el embargo estadounidense.
"En
una fortaleza sitiada cualquier disidencia es traición", afirmó
utilizando una frase de San Ignacio de Loyola. De paso, arremetió contra
el exilio anticastrista.
"Existe una Cuba del norte, allá en Miami, acechando permanentemente la Cuba del sur: la libre", añadió.
"Fidel está más vivo que nunca, más vigilante que nunca, más necesario", dijo por su parte Evo Morales
"Cuba es la revolución que el mundo sueña", afirmó el gobernante boliviano, un declarado admirador de Castro.
"¿Quién me enseñará, quién me reflexionará, quién me cuidará?", dijo Morales.
"¿Dónde está Fidel?", preguntó Daniel Ortega tres veces. El público le respondió "Aquí" y luego "Yo soy Fidel".
"Fidel
está en estos muchachos y muchachas, en esta juventud; viene creciendo
con los niños", dijo Ortega. "Está en la conciencia de ese gigantesco
capital humano que forjó", agregó.
"¡Se desbordo La Habana de amor, de amor fideliano!", exclamó Nicolás Maduro.
"Pocas
vidas han sido tan completas y luminosas. Fidel no se va, se queda
invicto entre nosotros. Absuelto por la Historia grande de la patria",
dijo.
Llamó a Fidel Castro "hijo de Venezuela" y agradeció su respaldo al chavismo.
Maduro dijo a Raúl Castro que cuente con el apoyo de Venezuela "hoy más que nunca".
El vicepresidente chino llamó a Castro "coloso de nuestra era".
"A pesar de la distancia que nos separa, hemos estado y estaremos unidos", afirmó el presidente de la Duma estatal rusa.
En
la tribuna del acto acompañaron a Raúl Castro y sus visitantes la plana
mayor militar y política del régimen, además de los cinco espías; Elián
González y su padre; el presidente de la oficialista Unión de
Escritores y Artistas de Cuba, Miguel Barnet; el historiador de La
Habana, Eusebio Leal, entre otros. En cambio, no se vio en las imágenes
mostradas por la televisión a familiares de Fidel Castro.
Varios
de los mandatarios mencionaron en sus discursos a la viuda del
dictador, Dalia Soto del Valle, de la que los cubanos saben poco o nada.
El
acto sigue a dos días en los que, según informes de prensa, dos
millones de cubanos habrían acudido a rendir tributo al dictador en el
Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución, y dependencias del
régimen en puntos de todo el país.
La última "guardia de honor" en el Memorial José Martí estuvo encabezada por Raúl Castro.
Las
cenizas del dictador, sin embargo, fueron mantenidas fuera de la vista
de los cubanos, en la sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas,
a la que solo habría tenido acceso la elite del régimen.
Este
miércoles, el Gobierno iniciará el traslado de los restos del dictador
hacia Santiago de Cuba, donde el día 4 de diciembre será enterrado en el
Cementerio Santa Ifigenia.
MUERTE DE FIDEL CASTRO
Fidel Castro, una reliquia pueblerina
MAYKEL GONZÁLEZ VIVERO | Sagua la Grande | 30 de Noviembre de 2016
Hasta las localidades más remotas de Cuba ha llegado el funeral de Fidel Castro.
En cada pueblo hay un estrado con la mochila de la Sierra Maestra, un
póster de la Revolución hecha juramento, una guardia de honor y una
guardia efectiva de policías uniformados o casualmente de traje civil,
atentos a cualquier exceso de espontaneidad. El patriarca de la Guerra
Fría se despide bajo custodia, de cuerpo ausente, sobre un jardín de
flores armadas, tras un seto de picas.
Incluso
los consejos populares, esas demarcaciones mínimas, han instalado sus
pequeños altares. Sin el homenaje de las escasas flores, estos últimos
relicarios no prescinden de custodia. Cuba recibió la orden de plañir
finalmente, y se espera que llore con deseos, estimulada por el aguijón
de las bayonetas. Los sucesores no confían en el pueblo cubano que fue
arcilla en las manos del ilustre difunto. Les parece deleznable: es
decir, barro que se deshace. La orden de plañir se emitió con reglas:
hasta las diez de la noche, al pie del estrado, sin mirar atrás.
"Puedes
fotografiar solo de este lado", advierte un policía de traje casual. El
salón tiene los dos rostros del dios Jano: el estrado del homenaje mira
al pasado; frente a los espejos prohibidos, donde la Seguridad del
Estado vigila la cola de dolientes, empieza el futuro. Ha muerto Fidel
Castro, pero la nación policial vive. Y acaso consolide su vocación
ahora que el Gran Policía ha roto su bastón de rondas.
En
Caguaguas, un pueblo rural del norte de Villa Clara, el duelo se reduce
a un policía inofensivo, sentado frente al álbum de las firmas. "Todo
ha transcurrido en orden", comenta, "vinieron los centros de trabajo,
las escuelas".
Como
cada movilización política permitida a los cubanos, el funeral
transcurre según un programa rígido: ahora los estudiantes, luego los
médicos, más tarde los obreros; ahora los niños, luego los viejos, más
tarde los jóvenes.
Todos firman que la Revolución es sentido del momento histórico,
cambiar todo lo que debe ser cambiado, igualdad y libertad plenas,
etc., aquello que el patriarca improvisó y millones han jurado cumplir
solo si es subtexto. El concepto en sí mismo no vale nada y a nadie se
le ocurriría luchar por él. Cobra sentido solo cuando se aplica a un
escenario, a un modelo mental. A la obediencia que te sugiere firmar y
leer luego, como la gente de Quemado de Güines: "Firmado está, ya lo
leeré". Los pueblos, como se ve, resultan tan provincianos como La
Habana. Y por momentos se hacen más provincianos, para imitar mejor a La
Habana.
El
kitsch del juramento no leído, sin embargo, contiene segmentación. Como
si a los administradores sobrevivientes les fuera la vida en mantener
algo distantes a los cubanos que viven donde quieren, de los cubanos
forzados a la insularidad. "Si usted es cubano residente en el
extranjero, le dejamos firmar las condolencias, pero no el juramento".
Fuera
de los funerales, los pueblos no tienen ni dónde emborracharse de
desesperación. Los pocos bares se enlutaron como dictan las normas del
duelo. En casa alguno bebe la cerveza que congeló hace semanas,
despacio, para que dure. Cada tienda comunicó antier la ley seca: "No se
venden bebidas alcohólicas. Duelo nacional".
El
funeral transcurre con cierta ternura. Tanto joven se ha ido que esa
rotunda muchedumbre de los parques, los viejos, piensa en Fidel como
metáfora de su juventud, piensa en la década de 1960 como la última
década optimista del mundo, piensa en Estados Unidos como el amado y
necesario enemigo que Obama les quitó y Trump les ha devuelto junto con
la muerte del viejísimo líder, piensa un poco nada más, se rinde a la
emoción de lo perdido, y siente, solo por un momento, que podría llorar.
SOCIEDAD
La muerte de Fidel Castro vista por turistas
YUSIMÍ RODRÍGUEZ LÓPEZ | La Habana | 30 de Noviembre de 2016
La muerte de Fidel Castro ha
dejado a los cubanos sin transporte público, sin programación
televisiva, sin música y sin bebidas alcohólicas por nueve días. ¿Y a
los turistas?
El
sábado, un taxista contaba que el viernes había llevado a unos turistas
a la discoteca, y que a eso de las 12:00 de la noche llegó la Policía y
sacó a todo el mundo. "Los tipos estaban berreadísimos".
Una
joven española que vive en Cuba y acababa de recoger a su madre en el
aeropuerto, empezó a temer por el éxito de unas vacaciones largamente
planeadas, con fin de semana en Varadero, incluido.
"Mi madre no venía desde 2002 y reservé en un hotel para ir a Varadero el fin de semana. ¿No van a tocar las orquestas?"
Craig,
un joven de 31 años, de Gales, ha estado en Cuba por poco más de una
semana. Se hospeda en un hotel de cinco estrellas en Varadero y dice
sentirse muy bien.
"El
show del sábado se canceló, pero el domingo hubo algo que parecía
ópera, y los artistas estaban vestidos todos de negro. Fue todo muy
solemne".
Cree
entender lo que siente el pueblo de Cuba en estos momentos, e incluso
quisiera haber podido presentar sus respetos, de alguna forma, a Fidel
Castro.
"Sé
de la Guerra Fría y que él fue un líder muy importante. Mis
condolencias para el pueblo de Cuba", dice y regresa al ómnibus que lo
llevará a su hotel en Varadero, donde disfruta servicio de habitaciones y
no hay restricciones para consumir alcohol.
En
los hoteles, los extranjeros pueden ordenar bebidas alcohólicas, pero
una colega cuenta que a los cubanos se les ha prohibido la entrada.
Esa
práctica, normal en los 90 y principios de este siglo (pese a violar la
Constitución), había desaparecido en 2008. Pero ahora el personal de
los hoteles no tendría explicación lógica para servir alcohol a los
extranjeros y negarlo a los cubanos.
Jordi
y María, de Barcelona, 39 y 35 años, respectivamente, no se hospedan en
un hotel, sino en una casa particular. Llegaron el domingo por la
noche. Supieron del fallecimiento de Fidel Castro en Barcelona.
"Allá nos dijeron que aquí todo estaba normal, que la gente estaba más bien indiferente", afirma Jordi.
María, aunque hasta ahora le gusta mucho Cuba, esperaba música. "Cuba es famosa por eso".
No
entienden lo que está sucediendo. Jordi afirma que en su país, si muere
un jefe de Estado, no se decretan nueve días de duelo.
"Se
trata de un político que hace el trabajo de dirigir, por un tiempo;
cuando muere, es una persona más que murió", dice María. "También, nos
gustaría que la gente aquí nos dijera qué piensa en realidad. Creemos
que en Cataluña los partidos de izquierda lo tenían [a Castro] algo
idealizado".
Hans y Gisela, dos viajeros alemanes de casi 60 años, también quisieran saber qué piensa la gente.
"Vimos
a toda esa gente en la Plaza [de la Revolución] y no parecía que
estuvieran obligados, pero no pudimos hablar con nadie", cuenta ella.
Son
de la Alemania occidental y, antes de la caída del Muro de Berlín,
vieron a muchos alemanes huir de la llamada Alemania democrática. No se
sienten afectados por la falta de música y de bebidas alcohólicas en los
locales.
Pero
Uriel y Polo, de 21 y 22 años, sí están decepcionados. Al enterarse de
la muerte de Fidel Castro y el "duelo nacional", pensaron posponer el
viaje. En La Habana han chocado con que no hay fiestas, música, "nada
divertido que hacer, y no puedes comprar ron ni cerveza".
Uriel dice que si en México muere alguien famoso, se hace un homenaje, pero no un duelo nacional.
Polo
asegura conocer el significado de Fidel Castro y no considera el duelo
exagerado. Ambos tienen curiosidad por lo que piensa el pueblo, sobre
todo los jóvenes, si de verdad quieren mantener el sistema.
"Conocimos a uno hoy y dice que quiere un cambio".
Los
dejo a la entrada de la calle Obispo con caras aburridas. En los
locales estatales a lo largo de esa calle no se despachan bebidas
alcohólicas.
"No
alcohol", dicen los camareros a los extranjeros. Pero en los
establecimientos privados del Callejón del Chorro, se venden cervezas y
tragos. "Nadie nos ha dicho que no se puede", dice una empleada.
También
en el restaurante La Mina, propiedad del Estado, se venden cervezas y
cócteles. Quizá por eso está más lleno de turistas que el resto de los
negocios estatales. Y, entre los turistas, hay algunos cubanos
afortunados… por enterarse de que aquí podían tomar cerveza, si tienen
dos CUC para pagar una.
MUERTE DE FIDEL CASTRO
SOCIEDAD
A cinco 'fulas' los periódicos dedicados a la muerte de Castro
MARITZA BETANZOS | La Habana | 29 de Noviembre de 2016
Algunos usuarios suscritos a Granma y a Juventud Rebelde no
recibieron sus periódicos este lunes, pero en las esquinas de Obispo,
uno de los boulevares más transitados por turistas, se vendían a cinco
CUC los ejemplares de las ediciones dedicadas a la muerte de Fidel Castro.
"Los
yumas empezaron pagando dos por cinco", dice Michel que vive de lo que
puede "raspar", y sigue actualizando la cotización del periódico en la
bolsa negra: "ya hoy dan cinco fulas por un solo periódico".
De
repente en la zona la venta de diarios ha dejado de ser un trabajo
exclusivo de mendigos y ancianos para ser realizado por jóvenes y
"jineteros".
"La
gente sabe como sacarle partido a todo, niña", dice una centrohabanera
que intenta negociar con uno de los vendedores de prensa improvisados.
En
algunos lugares, la capital intenta volver a su rutina habitual, aunque
sin música, sin venta de bebidas alcohólicas y con puntos para firmar
el juramento de lealtad al concepto de Revolución de Fidel Castro.
Otra cosa es la Plaza de la Revolución, donde se rinde homenaje al dictador, y sus alrededores.
"Hay
gente que va porque realmente lo siente, hay quien va por curiosidad y
están los que van porque no les queda más remedio", analiza Fabián y
observa cómo al principio "todo parecía muy espontáneo", pero ahora "ya
hay guaguas que salen de los centros de trabajo y gente con pullovers
impresos para la ocasión, y eso de espontáneo no tiene nada".
"Ya empezaron a quitar guaguas de todas partes", dice una señora qua ha llevado a su nieta a "rendir homenaje".
"A
quien le coja la noche en la calle…" Y no le falta razón. En horarios
de la mañana del lunes el transporte público parecía "estar bueno", pero
a partir de las 5:00 de la tarde las paradas eran "un infierno", como
ella las describe.
A
Maydelín le han dicho que este martes no lleve a su hija a la escuela
para que los maestros puedan ir a la plaza, aunque el lunes "tampoco
tuvo clases", puntualiza.
En
el patio de la Asociación de Artesanos de Cuba, ante la letanía de la
televisión, que tiene toda la programación dedicada a Castro, un
artesano exclama a media voz: "Ay, como lo quise, ¡pero que lo acaben de
enterrar, coño!".
Pero la gente se pregunta, ¿Por qué no hay cuerpo? ¿Por que no hay cenizas? ¿Por qué son nueve días?
Hasta
el martes por la mañana, las cenizas de Castro permanecían en una sala
del Ministerio de las Fuerzas Armadas, lejos de la población.
Los detalles del luto reavivan las especulaciones religiosas
"¿Viste
qué casualidad? Hay que esperar nueve días, como con todo santero",
dice Jessica que le dijo su madre, quien tiene coronado Oshún hace más
de 20 años y siempre ha sostenido, como otros tantos, que Fidel tenía
hecho santo.
"A
los santeros no se les crema y hay que esperar un tiempo necesario
para, al final, hacerle el desayuno y el Oro al Eggun", aclara un
babalawo que prefiere hacerse llamar por su oddun de Ifá, Obbara Meyi.
"Pero ese espíritu ya debe de haber pasado por el Ituto, que es la
ceremonia en la que se le da camino a los santos del iniciado, donde se
rompe la tinaja del río, la misma que recibió el día en que se coronó",
señala.
Obbara Meyi, como otros, recuerdan el recorrido por África que hizo Fidel Castro en los 70.
Una vieja santera lo recuerda vestido de blanco y rodeado de babalawos en Nigeria.
"Dicen
que es hijo de Oddua, por eso le hicieron Obatalá porque, de los 16
caminos de ese Orisha, Oddua es el más viejo, pero eso son solo
especulaciones porque él todo lo ha llevado en el más absoluto
silencio".
Otro
santero comenta: "Se dedujo que era Oddua porque en la ceremonia que
recordamos que se le hizo en África había elefantes, además de las
piezas que se dice que él tiene".
"Si
realmente le hicieron santo allá, en Nigeria, o en el Congo, el proceso
de coronación fue diferente, muchas cosas son secretas pero, por
ejemplo, se sabe que en África se pinta todo el cuerpo, en vez de solo
la cabeza, como hacemos nosotros aquí", añade.
"Imagínate
si es fuerte, que Oddua es el capataz de los muertos", dice una Iyabó,
"y así nos ha tenido a todos, como muertos vivientes".
Para
concluir Obbara Meyi recomienda a su pueblo religioso salir a la calle
con la cabeza cubierta, porque "ese espíritu anda por ahí y allá a quien
se le encarne".
En
el ambiente religioso hay quien ni siquiera habla del tema porque "la
religión no se los permite" o porque "en algún momento, cuando salieron
letras del año en que se podía hacer ebbo para que el pueblo se quitara
al dictador de encima, la Seguridad del Estado vigiló y persiguió a
quien se atreviera a comprar más de un ingrediente mágico", recuerda
otro babalawo que ni siquiera quiere dar sus señas religiosas.
Casi
todos los religiosos consultados coinciden en que "lo único que ellos
no han podido calcular", aunque lo parezca, "es el día 4 de diciembre
como último día de las ceremonias".
"Quién
sabe, a lo mejor quien nos hizo el favor fue el Cabo, Changó, y el
novenario. Lo cuentes como lo cuentes, cierra el 4 de diciembre por
eso", dice la vieja santera.
También hay quien cree que "nunca sabremos donde está realmente enterrado el cuerpo".
"¿Tú
te imaginas el poder que puede llegar a tener el que se robe uno de
esos huesos?", dice un hijo de Elegua. "Y, como hay gente para todo,
hasta con el polvo de la incineración se puede hacer tremenda brujería".
MUERTE DE FIDEL CASTRO
El largo adiós
FRANCISCO ALMAGRO DOMÍNGUEZ | Miami | 30 de Noviembre de 2016
Los cubanos de hoy recordarán para siempre el día en que supieron que Fidel Castro había
muerto. Podrán acordarse de dónde estaban, qué hacían, quién les dio la
noticia. Es un impacto emocional solo comparable con la muerte de un
familiar cercano o el nacimiento de un hijo. Tal ha sido la influencia
de un hombre, para bien, para menos bien y para muy mal en la vida de
más de tres generaciones de cubanos. Una presencia-ausencia que tardara
muchos años en tomar la forma real de un adiós definitivo cualquiera,
intrascendente, nimio.
Por
eso, más allá de hacer cenizas del dictador caído, para algunos lo más
importante es cómo vamos a procesar esta pérdida —en el sentido más
estricto de su ausencia física—, y qué caminos puede tomar una futura
reconciliación de cubanos tras la desaparición, no solo del símbolo vivo
que ya era bastante, sino de toda la mitología que ha empezado a
crearse para hacerlo más inhumano de lo que ciertas personas creen fue
en vida.
Tomemos
pues el siempre socorrido proceso de duelo de Elisabeth Kluber-Ross
como modelo. En la primera fase nos advierte la psiquiatra
norteamericana que la frase suele ser "Esto no puede estar pasando". Hay
una negación del hecho. Las imágenes desde La Habana hablan por sí
solas.
Muchos
cubanos de la Isla aún pudieran sentir "los latidos de la ausencia" de
que hablara Lezama. Aún más porque no hay cuerpo, solo cenizas —en
exclusiva en el Salón Gramma de las FAR—. A algunos pudiera parecerles
que el "Comandante" resucitará en unas reflexiones póstumas o una
fotografía con invitados de ocasión.
También
el exilio niega la muerte a su manera: festejando. No es que no haya
razones en algunos para hacerlo, es que "esto" no se ha acabado. No,
después de la fiesta, puede venir la tristeza. Así que como dice Sur
Caribe, "después de la conga, vaya pa’l trabajo".
Tras
el impacto y la negación vendrá la eclosión de emociones. Tardarán solo
semanas en que dentro Cuba hayan voces culpando al General-Presidente
del desastre económico-social, y la frase que recorrerá la Isla podrá
ser "si el Comandante estuviera vivo esto no pasara". Puede ser un
momento de extrema tensión interna, sobre todo si coincide con la
anunciada política de Trump de dar y recibir a cambio.
También
en el exilio se alzarán voces para exigir más presión sobre La Habana,
porque la ira se dirigirá contra el gabinete recién electo, no contra el
desaparecido culpable.
La
tensión puede escalar a niveles nunca antes vistos. Y aquí vendría la
fase de negociación. De otra manera, lo que aún llaman revolución será
historia, y esto podrá ser tan pronto como en el primer semestre del
próximo año.
Aunque
la trasmisión de poderes y controles sobre los cubanos de la Isla ha
sido efectiva y eficaz, la ausencia del símbolo es, para ese sistema en
particular, no contingente. Ya no existe nadie en Cuba que pueda entrar a
la Universidad de La Habana y decir "Armas, ¿para qué?"; ni apearse en
medio del Malecón y revertir la protesta a su favor. Del lado de acá,
el nuevo gobierno no puede permitir otro éxodo masivo, ni seguir la
línea de crédito de Obama.
Rendidos
ante inevitable negociación con el enemigo, quienes todavía creían en
el espíritu salvador del Máximo Líder comenzarán a verle sus sombras; el
peatón cubano estará triste, desesperanzado, excesivamente crítico. Así
lo enseña la historia. Todo refuerzo del mito logrará el efecto
contrario. Ya sucedió con Mao, Franco, Stalin. Y la negociación en esta
orilla podría traerle nuevos conflictos a la administración electa pues
aceptar que el régimen estará allí a pesar de haber desaparecido la
razón de todos los males, es deprimente.
Por
último, la imagen del Máximo Líder comenzará a diluirse, a olvidarse
tanto discurso, tanto sudor y lágrimas de la desgracia vivida cuando a
la mesa y al alma de la Isla regrese la abundancia material y
espiritual. Ya no se le amará ni se le odiará por el cubano que vive en
la Isla. Porque lo que se deseará —y se lucha por eso—, es olvidarlo a
él y a todos los demás; dar de comer a sus hijos, educarlos, mantenerlos
saludables y de vez en cuando hacer una fiestecita donde "esté
prohibido hablar de política".
Y
en el exilio ya no se hablará tanto del tirano y sus fechorías, ni de
sus fusilamientos y sus presos. Eso pasó hace mucho tiempo. No se
olvida, pero no es importante. No pueden los cubanoamericanos detenerse
en esas boberías porque pierden el ferry o el avión que sale o viene de
Cuba cada media hora; no hay que enseñar pasaporte cubano ni ir cargado
como una mula. Se va y se viene en el día con la ropa y el corazón que
se tiene puesto.
Olvidados
están, en el patio de la casa de Hialeah o de La Habana, aquellas
banderitas cubanas que recuerdan el día en que supieron que Fidel Castro
había muerto.
OPINIÓN
Días difíciles
FERNANDO DÁMASO | La Habana | 30 de Noviembre de 2016
Pasados estos nueve días, declarados de duelo nacional, y obligada la población de todas las edades a guardar luto mediante prohibiciones de todo tipo, y a firmar un compromiso de lealtad que
pronto se olvidará y muy pocos cumplirán, la vida en la Isla, ahora
totalmente paralizada, deberá echar a andar. La interrogante es ¿qué
sucederá?
Sin lugar a dudas, se avecinan días difíciles, tanto para quienes gobiernan como para los gobernados.
El presidente, ya sin la protección d
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DDC hoy | 30 de noviembre de 2016, 20:20 |
Para: alianzacristiana777@gmail.com | |
El
presidente, ya sin la protección del "líder histórico", y con años de
fracasos a su haber mediante lentas y tímidas reformas, deberá tratar de
convencer a quienes lo rodean (y a quienes lo cuestionan) en
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