“1
Pero
Jehová
había dicho a Abram: Vete de
tu tierra y de tu parentela,
y de la casa
de tu padre, a la tierra que
te mostraré. 2 Y
haré de ti una nación
grande, y te bendeciré,
y engrandeceré tu nombre, y
serás bendición”.
Génesis 12.1-2
Por lo general se hace
énfasis en el
versículo 2, pero no tanto
hincapié en las condiciones
establecidas en
el versículo 1.
A la tierra prometida la alcanza
la gente comprometida y la gente
comprometida tiene, como rasgo
distintivo, ser desprendida.
Esto aplica al tiempo, a la
relaciones, a los recursos, a
las energías
y a todo lo que se necesita
entregar a cambio de lo que se
quiere
alcanzar.
Aquí vemos tres instrucciones
precisas que Dios le da Abraham
para
poder ingresar a la tierra
prometida.
- Vete de tu tierra:
para ir a una nueva tierra se
debe dejar la actual.
- Lugar de residencia:
país,
ciudad, barrio.
- Entorno: otra cultura,
personas
distintas a mí.
- Lo conocido:
introducirme en
nuevos ámbitos.
- De tu parentela:
la
tierra prometida es para vos y
no necesariamente para los
demás.
- Familia: estar
dispuesto
a
marchar y también a
dejar marchar a los
demás.
- Amigos:
establecer nuevas
relaciones de acuerdo al
proyecto a concretar.
- Círculos:
desarrollarme
en nuevos
ámbitos.
- De la casa
de tu
padre:
para crear tu propia casa,
debes dejar la paterna.
- Mandatos:
cambiar de
profesión
más allá de la
trayectoria familiar.
- Modelos: el
que sirvió
para esta
tierra puede no ser el
apropiado para la nueva.
- Tradiciones:
que son de
tropiezo
para desarrollarme en la
actualidad.
En este día Dios te
recuerda que
hay una
tierra prometida para vos y
que si te comprometés a
poseerla la
alcanzarás y serás bendecido y
de bendición.
Oro para que puedas
ser una persona
comprometida con la tierra
prometida y recibas toda la
bendición de Dios.
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autoría. Principios
para el éxito
Pastor Daniel González
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