viernes, 20 de julio de 2012

LOS QUE YA NO TIENEN PINÁCULO QUE ESCALAR



El problema con el triunfo es que la persona puede subir la escalera. Lamayoría de las personas nunca llega al último peldaño pero hay algunas personas que viven toda su vida relativamente felices y obtienen el éxito juzgando por las cosas materiales que poseen. Tienen una buena familia que goza de un éxito moderado y no son personas religiosas. Nosotros vemos el exterior de sus vidas.

La mayoría de las personas están tan ocupadas escalando alturas que no saben si están felices o no. A veces un individuo se encuentra tan ocupado haciendo fortuna que se olvida de sus obligaciones familiares. Como dijera un viejo predicador: “Algunos individuos están tan intensamente ocupados con las vacas de la hacienda que se han olvidado de los rostros de sus hijos.” Están interesados en cosas, no en Dios. ¿Por qué? Porque no son personas equilibradas.

No hay nada malo con el éxito. Dios quiere que tengamos éxito. El quiere que lleguemos a ser los mejores comerciantes posibles, los mejores maestros, los mejores de lo que seamos. Eso es bueno.

Pero ¿por qué? El síndrome de triunfar puede pasar su límite y muchas personas lo logran, de modo que no tienen ningún triunfo que obtener. El escritor Hemingway fue uno de éstos. El fue el escritor número uno del mundo, se había casado varias veces y vivía como le placía. Un escritor dijo de él diez años antes de su muerte: “Aquí está el hombre que ha quebrantado todas las leyes y ha probado que el pecado sí vale la pena.”

Pero, tres años antes de su muerte perdió las tres cuartas partes de su capacidad mental y remató suicidándose. Mencione usted los nombres de personas que se quedaron sin más triunfos que obtener y el aburrimiento les llegó. De modo que después que una persona haya hecho todo cuanto hay que realizar y ya no le queda más, ¿qué va a hacer? No hay otra frontera que cruzar. Todavía necesita obtener éxitos, pero no los hay.

LOS QUE NO TIENEN DONDE IR ((Continuará)



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