EL FRUTO DEL ESPÍRITU: DOMINIO PROPIO
Como una ciudad cuya muralla ha sido derribada,
es el hombre cuyo espíritu no tiene freno.
Pero habla tú lo que está de acuerdo con la sana doctrina; que los hombres
mayores sean sobrios, serios y prudentes, sanos en la fe, en el amor y en la
perseverancia.
Asimismo, que las mujeres mayores sean reverentes en
conducta, no calumniadoras ni esclavas del mucho vino, maestras de lo bueno,
de manera que encaminen en la prudencia a las mujeres jóvenes: a que amen a
sus maridos y a sus hijos, a que sean prudentes y castas, a que sean buenas
amas de casa, a que estén sujetas a sus propios maridos, para que la palabra
de Dios no sea desacreditada.
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes.
Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadid a vuestra fe, virtud; a la
virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio,
perseverancia; a la perseverancia, devoción; a la devoción, afecto fraternal; y al
afecto fraternal, amor. Porque cuando estas cosas están en vosotros y
abundan, no os dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo.
Pasajes relacionados:
PROVERBIOS 1:1-7; 23:23;TESALONICENSES 5:5-10; 2 TIMOTEO 1:7;TITO 2:11-14; PEDRO 4:7
No hay comentarios:
Publicar un comentario