Pr. Manuel A Morejón Soler. Vedado, La Habana.
La visita de su Santidad Benedicto XVI a Cuba constituye para muchos cubanos, tanto los de adentro como los de la diáspora, una esperanza de cambios sustanciales en aspectos políticos, económicos y sociales, no teniéndose en cuenta lo que está bien anunciado que es una visita pastoral.
Según lo anunciado oficialmente es que el Papa oficiará dos misas, una en Santiago de Cuba y otra en La Habana, que ciertamente será un hecho para la historia, pero su propósito mayor es preservar los intereses de la Santa Sede en Cuba y estrechar los vínculos entre el Vaticano y la tiranía mefistofélica cubana.
¿Acaso la visita del Santo Padre Juan Pablo II a Cuba en 1998 mejoró la situación de los cubanos en algún aspecto?
En el 2003 la escalada represiva hacia la sociedad civil se acentuó, el costo de vida continuó subiendo, por no decir de la súper población penal, como consecuencias de todo esto.
Está comprobado que los mandatarios que no han estado en contubernio con La Habana, referente a las violaciones de los Derechos Humanos, han sido criticados y deslustrados por los medios oficialistas de comunicación del país y solamente aquellos que han sido tolerantes con la dictadura y han permitido los desmanes hacia el pueblo cubano han prevalecido.
Las malas influencias corrompen las buenas costumbres.
Entonces la incertidumbre que pueda asaltar a cualquiera que piense es. ¿ Cómo es que Benedicto XVI, máximo representante de la Iglesia Católica Romana pueda pasarle por alto a la excomunión aplicada por parte de Su Santidad Juan XXIII al ex presidente Fidel Castro y pueda ponerse en contubernio con un gobierno despótico y totalitario presidido aún por ateos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión tiene la luz con las tinieblas? (2Co 6:14)
imorejon@yahoo.es
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