viernes, 25 de noviembre de 2011

ESTUDIOS PARA LIDERAZGO ESPIRITUAL










Por el Apóstol Carlos Montoya

Introducción

El guerrero espiritual estará enrolado en distintos tipos de batallas, las cuales tendrá que librar y vencer, estas batallas son totalmente personales, nadie podrá librarlas por usted, a lo menos se le podrá apoyar en oración, pero la batalla es completamente suya. En una guerra cada uno tiene que librar sus propias batallas y procurar salir con vida.

En este estudio les presentamos algunos testimonios de batallas que enfrentamos y sus resultados, para edificación de sus vidas.

Tipos de batallas

Analicemos primeramente que es una guerra según el diccionario:

Guerra. (Del germ. *wërra, pelea, discordia; cf. a. al. Ant. Wërra, neerl. Medio warre).

A muerte. f. Aquella en que los contendientes están dispuestos a luchar hasta morir. Lucha, ataque sin intermisión.

La guerra espiritual difiere en algo de la guerra entre los hombres, ésta puede ser evitada y el hombre se involucra o no en ella, además en la guerra de los hombres existen personas que no pertenecen a la guerra, llamadas civiles. En la guerra espiritual todos estamos involucrados sin excepción de persona alguna, cristianos o no cristianos, niños o ancianos, hombres o mujeres, todos estamos alineados, creamos o no, en la guerra espiritual.

La guerra espiritual puede dividirse en tres tipos distintos, por lo que el creyente en Dios deberá identificar el tipo de guerra que está haciendo para saber el tipo de estrategia que debe trazar. Muchos cristianos creen que la guerra espiritual se resuelve a golpe de ayuno y vigilia y esto, hermano, es un peligroso error, en una guerra se usan distintos tipos de armas, en dependencia de cómo sea la batalla.

Distintos tipos de batallas:

1-La batalla de conquista.

2-La batalla de reconquista.

3-La batalla para defensa.

La batalla de conquista.

Esta guerra es la que el cristiano emprende para conquistar, de las manos del enemigo, áreas de su vida que nunca ha podido tomar. Muchas veces fracasamos en distintos niveles de nuestra vida por la sencilla razón de que pretendemos andar por caminos que no tenemos delante de nuestros pies y, al intentar andar por un camino que no existe, lo primero que aparece es la frustración. La mayoría de nuestros caminos tienen que ser arrebatados de las manos de Satanás, los cuales, durante todo el tiempo que no fuimos cristianos, dominaron nuestras vidas y por demás posee cosas que nos pertenecen.

Mi vida cristiana comenzó a los veinte años de edad, pero para este entonces ya había andado por todas las calles del mundo. En el momento de conocer a Jesús era militar y ostentaba los grados de subteniente, una de las dificultades que más enfrenté en mi vida militar fueron las constantes batallas con mis superiores y la insubordinación era muy común en mí. Al comenzar a relacionarme con líderes y pastores esta dificultad de ver a mis superiores como enemigos, rápidamente comenzó a afectar mi relación con ellos. Mi joven liderazgo en la iglesia no podía avanzar puesto que no podía andar por el camino de la obediencia y el respeto a mis superiores. No fue hasta que conquisté esta área de las manos de mi antiguo amo, que mi liderazgo comenzó a dar frutos. Tú tienes que ser capaz de retomar todas las cosas que el pecado trasladó a los poderes y dominios del diablo. Mientras el enemigo de tu alma tenga derechos sobre tu vida, tu vida ministerial y en todos aspectos estará limitada por este derecho.

La batalla de reconquista.

Esta guerra es una de las más comunes en el mundo cristiano, la debilidad del hombre le hace caer ante las tentaciones que se les presentan en la vida, el error en la vida cristiana hace que el enemigo gane terreno en nuestras vidas y después nos vemos en la necesidad de reconquistar las áreas perdidas.

Una vez que has tomado todas tus propiedades de las manos de tu antiguo amo, lógicamente los acechos de Satanás y sus maquinaciones, en ocasiones nos hacen caer en el error y perdemos, una vez más, áreas de nuestra vida que luego el enemigo usará contra nosotros. Es entonces la hora de retomar estas áreas.

El arrepentimiento de las obras muertas, o sea, del pecado y las obras de la carne, es un buen comienzo para que Satán suelte estas áreas. La práctica de la doctrina de la santidad y santificación, nos ayudará a derrotar totalmente a esas intenciones del diablo. Vivir una vida cristiana acorde a las escrituras y alimentar el hábito de la oración y la lectura de la palabra pondrá en total derrota a nuestros enemigos.

La batalla para defensa.

La palabra declara que Satanás anda como León rugiente buscando a quien devorar: 8Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; (1era Pedro 5:8)

Demás está decir que la presa preferida del Diablo somos el pueblo de Dios, de manera que esta preferencia nos involucra en una constante guerra para defendernos de sus insinuaciones y ataques contra nuestra vida o la vida de la Iglesia.

En una reunión de líderes y maestros de la iglesia en el comienzo del ministerio el espíritu, por medio de una profeta, orienta al pastor que me mandara por un tiempo para una célula determinada. Sin réplica alguna me enviaron para la célula de la hermana Amalia. Ya en el lugar y esperando que Dios revelara el motivo de haberme enviado a este lugar, me recomiendan un libro que estaba siendo estudiado por la mayoría de los miembros de esa célula (del cual prefiero no revelar su nombre) donde se contaba un testimonio de una conversación de cierta persona con un ángel, el cual recomendaba de parte de Dios ponerse la armadura una sola vez al día. No sé qué pensará usted de esto, pero enseñé en esa célula que si tenías la armadura puesta no te la quitaras ni para dormir puesto que nuestra guerra se manifiesta para nuestra defensa todos los días de nuestra vida, hasta que Cristo entregue el reino al Padre.

La consagración y la relación con Dios es el remedio de nuestra defensa, debemos entender la teoría del “mientras MAS, MAS…” a más relación con Dios, más todo de Dios, por consecuencia a esto a menos relación con Dios, menos de Dios.

Es en este tipo de batalla en que el ayuno y la vigilia ocupan un lugar de importancia, el vivir una vida de adoración a Dios resolverá el problema que nos asedie de manera sobrenatural.



De no entender algún término conversar con su pastor o contactarnos por:

www.777aliansacristianablogespot.com



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