Fidel Castro
Examinar o sopesar las declaraciones proféticas es más necesario aun en vista de las advertencias que encontramos en el NT (que siguen a las que aparecen en el AT) contra los falsos profetas y la falsa profecía, por medio de la cual Satanás trata de desviar al incauto (Mateo. 7.15; 2 Pedro. 2.1; 1 Juan. 4.1), ejemplo de lo cual es Barjesús en Pafos (Hch. 13.5). En este último caso se especifican fuentes ocultas, aunque en otros la culpa se atribuye a deseos humanos egoístas; pero en cualquier caso se sirve la causa anticristiana de Satanás, como puede verse claramente en la figura simbólica del falso profeta que sirve al dragón en Apocalipsis.13.11 y 19.20. Ocasionalmente los falsos profetas harán milagros (Marcos. 13.22), pero, al igual que en el AT (Deuteronomio. 13.1–5), no debe dárseles crédito indiscriminado simplemente por el hecho de que logran realizarlos. La prueba de toda emisión profética reside en la advertencia de nuestro Señor de que “por sus frutos los conoceréis” (Mateo. 7.20 ), e incluye los siguientes criterios:
(I) Su conformidad con las enseñanzas escriturarias de Cristo y sus apóstoles, tanto en contenido como en carácter (como ocurría en el AT, Deuteronomio.18; pero nótese que una prueba para todo aquel que pretenda tener espiritualidad o dones proféticos es que “reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”, 1 Co. 14.37–38; 1 Jn. 4.6).
(II) Su tendencia o resultado general, o sus frutos (p. ej., que glorifiquen a Cristo y edifiquen a la iglesia, como indican Jn. 16.14 y 1 Co. 14.3 ).
(III) El consenso de los profetas reconocidos (y presumiblemente de los ancianos y maestros) del lugar, que deben sopesar o discernir lo que se dice (1 Co. 14.29, 32).
(IV) La coherencia de dichas declaraciones con otras declaraciones proféticas del cuerpo de Cristo.
(V) La confesión reverente de Jesús como el Señor encarnado por el Espíritu que habla a través de los profetas (1 Co. 12.2–3; 1 Jn. 4.1–3). Al igual que los otros dones espirituales, Pablo hace hincapié en que este don no tiene provecho alguno y su ejercicio es dañoso a menos que proceda de un corazón lleno de amor, y se utilice con una actitud amorosa para con la iglesia (1 Co. 12.31–13.3).
(VI) La profecía no necesariamente siempre es una predicción del futuro, sino que es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Las profecías del Sr Fidel Castro.
Desde que según él mismo “resucitó”, sus declaraciones no admiten discusión y son aterradoras, para quienes le crean.
Anunció con toda certeza que los cuartos de final de fútbol en Suráfrica no se jugarían porque estallaría una guerra atómica.
Admitió ser el principal responsable de los campos de detención de la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) entre 1964 y 1968. En ellos humillaron, maltrataron y avasallaron a miles jóvenes cubanos porque eran católicos, protestantes, miembros de alguna logia, opositores, o porque no tenían el aire hombruno de los machos revolucionarios, todo lo cual quiso justificar explicando que en esos momentos estaba absorto en la “Crisis de Octubre (1962)” y otros asuntos de prioridad nacional. Al parecer el Sr Fidel Castro ha perdido el sentido del tiempo, pues se esta haciendo responsable de una injusticia acaecida en 1964 que aún no se había consumado.
La hipocresía no es más que el fingimiento de cualidades o sentimientos y especialmente de virtudes religiosas y es su peor castigo no ser creído, aun cuando diga la verdad.
“Si me engañas una vez, tuya es la culpa. Si me engañas dos, la culpa es mía.”
imorejon@yahoo.es
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