James L. Minton
Cualquier esfuerzo por definir la adolescencia
precipita varias preguntas: Define usted la adolescencia en base a cuándo
comienza?
¿Define la adolescencia en base a lo que pasa
durante ese período?
¿Define usted la adolescencia en base a lo que pasa
cuando uno emerge de la adolescencia a la adultez temprana?
Estas tres preguntas son válidas al desarrollar una
definición sobre lo que es la adolescencia.
En cuanto a cuándo comienza la adolescencia, muchas
sugerencias han sido ofrecidas:
Cuando el nivel de las hormonas de adulto se eleva
rápidamente en la sangre.
Cuando los muchachos comienzan a pensar en tener
citas con los del sexo opuesto.
Cuando las muchachas tienen diez años y los
muchachos doce.
Cuando se empieza a tener interés por el sexo
opuesto.
Cuando repentinamente los muchachos llegan a ser
caprichosos.
Cuando los niños cumplen trece años.
Cuando los muchachos forman grupos sociales
exclusivos.
Cuando los muchachos comienzan a pensar en independizarse
de los padres.
Cuando se preocupan de cómo se ven sus cuerpos.
Cuando se comienza la escuela secundaria.
Cuando la opinión de los amigos influye más de lo
que los padres piensan.
Cuando los muchachos comienzan a querer saber
quiénes son realmente.
Hay algo de verdad en cada una de estas
declaraciones, pero ninguna puede establecerse por sí sola como la definición
del comienzo de la adolescencia.
En relación con lo que está pasando durante el
período de la adolescencia, sólo use su imaginación para una definición. La
juventud de la década de los ochenta son bombardeados de todos lados por
“fuerzas ambientales” que tuercen, estiran y distorsionan sus sentidos de la
realidad y valor. Dos palabras claves emergen para el adolescente: posición y
sobrevivencia.
Lo que sucede cuando un joven pasa de la
adolescencia a joven adulto puede ser más claramente definido. Ninguna edad
cronológica puede ser marcada, pero varias cosas son evidentes de acuerdo con
Robert J. Havighurst:
Selección y preparación para una ocupación.
Desarrollo de habilidades intelectuales y conceptos
necesarios para la participación cívica.
Alcanzar una conducta social responsable.
Preparación para el matrimonio y la vida familiar.
Desarrollo de un sistema de valores como guía para
la conducta ética.
DEFINICIONES
Con este material como trasfondo consideraremos
ahora tres diferentes perspectivas desde dónde ver la adolescencia, mientras
desarrollamos las definiciones para cada perspectiva. Las diferentes
perspectivas pueden ser declaradas simplemente como biológica, social y sicológica.
Los científicos sociales con una orientación
“biológica” definirían la adolescencia como el tiempo entre el comienzo de la
pubertad y cuando se completa el crecimiento de los huesos. Los científicos
sociales con una orientación “sicológica” la definirían en términos de cómo
piensan y se sienten los adolescentes acerca de sí mismos.
Los teóricos con una orientación “social” (sicólogos
y sociólogos) la definirían en términos del papel que los adolescentes juegan
en una sociedad más grande — ni niño ni adulto, sino alguien en medio.
Biológicamente, la conducta del adolescente se
explica en términos de los cambios físicos sufridos por los adolescentes.
Sicológicamente, la conducta del adolescente se explica
en términos del pensar y sentir (desarrollo de la personalidad).
Socialmente, la conducta del adolescente se explica
como una respuesta a una posición marginal en la sociedad.
Cualquier intento por presentar una definición
completa de la adolescencia tendría que incluir cada uno de estos tres
aspectos.
TEORÍAS
Veamos más de cerca las teorías sobre el desarrollo
del adolescente. Estas teorías generalmente se agrupan en cuatro categorías:
biológica, sociológica, sicoanalítica y cognoscitiva.
Teóricos
Biológicos: G. Stanley Hall y Arnold Gesell
La primera de las principales teorías biológicas
sobre la adolescencia fue formulada por G. Stanley Hall (1904, 1905). Hall fue
influenciado grandemente por el trabajo de Carlos Darwin y buscó aplicar los principios
de la evolución a un entendimiento del desarrollo de la adolescencia. La
proposición de Hall fue que en el transcurso de su desarrollo, los niños
progresan a través de una serie de etapas, similares a aquellas por las cuales
la raza ha progresado en su historia evolucionista. La “teoría de
recapitulación” de Hall también sugirió que el curso de desarrollo es, en gran
parte, predeterminado por asuntos genéticos.
Por lo tanto, él insistió fuertemente a los padres a
no turbarse mucho con la manera en que sus hijos actúen en alguna etapa
particular porque eso pasará pronto, tal como nuestra historia. Hall sostuvo
que esto vendrá y se irá a pesar del ambiente del niño, porque el curso de
desarrollo ha sido determinado por factores genéticos.
Evidencia subsecuente de naturaleza antropológica
(no incluyendo obvias creencias cristianas) — demostrando que los niños se
comportan muy diferentemente en diversas culturas, y también que el ambiente sí
tiene efecto significante sobre el desarrollo de un niño — ha invalidado
ampliamente este aspecto de la teoría.
Un aspecto de la teoría de Hall ha encontrado
limitado apoyo contemporáneo.
El describió la adolescencia como un tiempo de
“tormenta y tensión”. Esta fue una expresión prestada de un movimiento
literario de su tiempo. Entre otras cosas, Hall pensó que en la adolescencia se
paralelaba la consigna del movimiento a un idealismo excesivo y rebeldía contra
el orden establecido. La mayoría de las teorías están de acuerdo en que en la
adolescencia hay tiempos tormentosos y de presión. Algunos irán un poco más
allá para sugerir que estos tiempos son necesarios, y son la fuerza motivadora
que desarrolla un
autoconcepto estable.
El segundo de los principales teóricos biológicos es
Arnold Gesell. Al igual que Hall, Gesell basó sus teorías del desarrollo sobre
la creencia de que los factores biológicos son ampliamente responsables for las
características de la personalidad de los niños en las varias etapas de su
desarrollo. Contrario a lo propuesto por Hall, Gesell dio al ambiente un papel
importante como el causante de variaciones entre los individuos.
La teoría de Gesell ha sido descrita como una teoría
de maduración, una teoría de crecimiento espiral, y una teoría de un diseño por
edad. Su teoría se llama de maduración a causa de su fuerte creencia en que
varias capacidades, así como características de la personalidad, resultan de la
genéticamente determinada secuencia de maduración que se lleva a cabo. También
se le llama una teoría de crecimiento espiral porque presenta al individuo en
progreso, seguido por una regresión y después otro período de progreso. Esta
regresión
o “caída” da tiempo al individuo para consolidar las
ganancias obtenidas en su progresión y así asimilarlas mejor. Finalmente, es
una teoría de diseño por edad porque mucho del trabajo de Gesell describe el
progreso del adolescente en diferentes niveles de edad.
Los niveles de edad para la adolescencia propuestos
por Gesell comienzan a los diez años, y terminan a los dieciséis. El se
adelantó a los de su tiempo al iniciar este período a los diez años, pero se
paró varios años antes, a los dieciséis. Gesell estaba consciente de las
debilidades en un abordamiento como éste, pero él proveyó una manera de medir
los alcances y características de los jóvenes, basada sobre la edad
cronológica.
Aquí hay un resumen de los niveles de edad
propuestos por Gesell:
Diez años. Está bien ajustado, altamente sensitivo a la
justicia, seguro, obediente y apasionado por el hogar. Es descuidado en su
apariencia y no se interesa en el sexo opuesto.
Once años. Es caprichoso, incansable, rebelde y pendenciero.
Es dado a largos períodos de silencio y argumenta con los padres y hermanos.
Doce años. Mucha de la turbulencia de los once años ha
desaparecido.
Viene a ser más razonable y tolerante. Es más
influenciado por sus compañeros, más independiente de sus padres, y llega a ser
dolorosamente consciente de su apariencia. Por primera vez demuestra interés en
el sexo opuesto.
Trece años. Es intratable, distraído y muy sensitivo a la
crítica. Es tenso, crítico y ampliamente consciente de sí mismo. Tiene menos amigos
que el año anterior, pero los que tiene son mucho más cercanos.
Catorce años. Repentinamente es un extrovertido. Es confidente y
expresivo. Gasta horas discutiendo con sus amigos sobre personalidades y
personajes y frecuentemente se identifica con héroes.
Quince años. Tiene un elevado espíritu de independencia. Es bullicioso,
rebelde e impredecible. Tiene tensiones en aumento. Los conflictos con los
padres y el personal de la escuela están en aumento. No pareciera, pero a los
quince años es el comienzo del autocontrol.
Dieciséis años. Seguro de sí mismo y tiene una personalidad más balanceada
y ajustada. Es alegre, amigable, paseador, bastante ajustado y muestra muy poca
rebeldía. Está orientado al futuro y es el prototipo del preadulto.
La teoría de Gesell tiene varios puntos débiles. Las
muchachas generalmente están año y medio o dos más adelante que los muchachos
en términos de cambios biológicos al comienzo de la adolescencia. La edad
cronológica no es el mejor índice del desarrollo social, emocional y físico
durante la adolescencia.
Finalmente, estos diseños no toman en consideración
a aquellos que maduran más tarde, o las varias circunstancias en el hogar, la
escuela y con los grupos de compañeros.
Teóricos
Sociólogos: Robert J. Havighurst
Havighurst es posiblemente el más conocido teórico
sociólogo en relación con el desarrollo de los adolescentes. Al inicio de la
década de los cincuenta, él identificó diez tareas de desarrollo para el
adolescente. La persona joven se esfuerza por alcanzar estas tareas mientras
progresa a través del período de la adolescencia. Después de veinte años,
Havighurst revisó su trabajo y presentó un juego de ocho tareas. Estas tareas
representan habilidades, conocimientos, funciones y actitudes que la gente
joven debe adquirir a través de la maduración física, expectaciones sociales y
esfuerzo personal. El dominio de las tareas de la
adolescencia resultan en madurez. Fallar en dominar
las tareas de la adolescencia resulta en ansiedad, censura social y muy
probablemente en la inhabilidad de funcionar como una persona madura. Una breve
descripción de cada una de las ocho tareas se presenta en seguida. El lector
debe recordar que hay diferencias significantes en las tareas de desarrollo en
las clases sociales alta, media y baja.
Formar nuevas y más maduras relaciones con
compañeros de la misma edad y de ambos sexos. El adolescente debe moverse del
interés por los compañeros del mismo sexo y de juego de la niñez mediana, para
establecer amistades con el sexo opuesto. Esta tarea es la precursora de las
relaciones normales como adultos.
Alcanzar un papel social masculino o femenino.
Ciertas conductas, actitudes y valores se esperan de los hombres y mujeres. Hay
fuerzas sociales que están causando cambios en lo que se espera de un hombre o
de una mujer. A menos que el adolescente acepte su propia sexualidad como un
hombre o una mujer y encuentre un papel sexual aceptable, él o ella se sentirá
y estará desajustado.
Aceptar el físico propio y usar el cuerpo
efectivamente.
Los adolescentes frecuentemente se preocupan en
extremo por el desarrollo físico de sus cuerpos. Durante este período algunos
cambios están sucediendo muy rápido, mientras que otros van muy despacio.
Algunos adolescentes están satisfechos con sus cuerpos, pero la mayoría puede
fácilmente encontrar faltas. Muchos se preguntan si ellos son “normales”.
Lograr independencia emocional de los padres y otros
adultos. Hasta este punto, los niños han dependido de los padres para tener
amor, elogio y ternura.
Ahora deben desarrollar su entendimiento y respeto
por sus padres sin la dependencia emocional. La relación con los compañeros
facilita este crecimiento, pero es un proceso lento y no necesita ser un evento
abrupto.
Seleccionar y prepararse para una ocupación.
Una de las principales metas para el adolescente es
decidir qué hacer con su vida vocacionalmente, y después prepararse para
hacerlo. Esta tarea está viniendo a ser cada vez más difícil, según la economía
cambia y la industria progresa a su presente estado de
automatización.
Prepararse para el matrimonio y vida familiar.
Los patrones para el matrimonio y la vida familiar
de hoy están siendo reajustados a las cambiantes características económicas,
sociales y religiosas de nuestra sociedad.
Demandas educacionales apartan a algunos del
matrimonio mientras que a otros los anima. El vivir juntos y los matrimonios a
prueba se han popularizado para retar los conceptos tradicionales.
Desear y alcanzar una conducta socialmente
responsable.
Cambios violentos en el estilo de vida,
especialmente en el área del matrimonio y la vida familiar, han opacado esta
tarea para el adolescente. La sociedad ahora provee numerosos
modelos de aparente “conducta socialmente
aceptable”, incluyendo cohabitación, vivienda comunal y otras variedades de
conducta heterosexual y homosexual.
Adquirir un juego de valores y un sistema ético como
una guía de conducta.
A través de toda la niñez, el individuo es educado
dentro del sistema de valores
de los padres. Ya como un adolescente, los valores
del individuo son probados
fuera del círculo familiar. Después, el adolescente
debe aceptar o rechazar las
enseñanzas familiares; pero el rechazo demanda que
se encuentre una alternativa. A través de este método, el adolescente construye
su propio sistema de valores y su filosofía de la vida.
Teóricos
Sicoanalíticos: Erik Erikson y James Marcia
La teoría de Erikson sobre la adolescencia descansó
grandemente sobre el trabajo de Sigmund Freud, pero resultó en una aplicación
mucho más práctica.
Erikson describe ocho etapas en el desarrollo
humano. En cada etapa el individuo debe confrontar un área de conflicto
exclusiva a esa etapa. La confrontación produce una de dos reacciones
totalmente diferentes. Una es positiva y la otra negativa. Obviamente, una
reacción negativa produce problemas e impide progreso hacia la próxima etapa.
Para el adolescente, Erikson tituló la tarea:
identidad frente a confusión de identidad. Aquí el esfuerzo real es
establecer un sentido de identidad personal ya que el individuo ha lidiado con
crisis de identidad en los años anteriores a la adolescencia. Erikson cree que
durante la adolescencia debe haber una integración de todos los elementos de
identidad convergentes y una resolución de conflicto, la cual él ha dividido en
siete partes principales. Las siete partes
del conflicto son expresadas como tendencias
bipolares.
Perspectiva temporal frente a confusión de tiempo.
Los adolescentes deben desarrollar un concepto
estable del tiempo en cuanto a sus propios cambios y su eventual posición en la
sociedad adulta. Ellos deben ser capaces de coordinar el pasado y el futuro a
fin de poder entender cuánto tiempo requieren para encontrar un sentido
apropiado para sus planes en la vida.
Autocerteza frente a autoconciencia.
Los adolescentes deben desarrollar confianza en sí
mismos, basándose en experiencias a fin de que puedan creer en ellos mismos y sentir
que tienen una oportunidad razonable para lograr futuras metas. La imagen
propia y las relaciones sociales juegan un papel importante en el logro de esta
tarea.
Experimentación de papeles frente a fijación de un papel.
En su intento por descubrir quién es él o ella, el
adolescente descubre muchas cosas que no es. Puede experimentar con identidades
diferentes, personalidades, ideas, filosofías, maneras de caminar y hablar. La identidad
emerge a causa de esta experimentación. La meta es rechazar los papeles
negativos con los cuales se ha experimentado y adoptar el papel más positivo
posible.
Aprendizaje frente a parálisis
de trabajo.
La meta de esta tarea es guiar el adolescente a
centrarse en un envolvimiento productivo en una vocación, y rechazar la
inactividad. El adolescente debe comenzar a experimentar o tomar en
consideración ideas de posibles avenidas de trabajos en la vida.
Identidad sexual frente a confusión
bisexual.
Resolver la crisis de identidad sexual envuelve
identificarse con un papel sexual apropiado y
rechazar las tendencias bisexuales. Desarrollar una
clara identificación con uno u otro sexo es una base importante para futuras
intimidades heterosexuales, y para una identidad firme.
Polarización de liderazgo frente a difusión de autoridad.
Los adolescentes deben llegar a estar conscientes de
su potencial como líderes o la ausencia de ello. Hay tiempos cuando los
adolescentes deben guiar, y hay tiempos cuando deben ser guiados. Es importante
que el joven sea abierto a cualquier situación que exista.
Dedicación ideológica frente a confusión de ideales.
Este conflicto está estrechamente relacionado con
todos los demás, porque un sistema de
valores, o la ausencia del mismo, condiciona el cómo
el adolescente trata con las otras seis áreas de conflicto. A medida que
nuestra sociedad viene a ser más laxa en sus demandas, para la gente joven llega
a ser más difícil tener un cuadro claro de ideales y de compromisos.
Muchos estudios han seguido al de Erikson al
intentar tratar con la identidad de los adolescentes.
James Marcia provee una descripción muy útil de la
identidad del adolescente empleando las palabras crisis y compromisos. Sin considerarlas en su contexto normal, estas
palabras tienen un significado amplio cuando vemos el asunto de identidad en la
adolescencia. La palabra crisis se entiende como queriendo
decir cualquier conflicto que el adolescente encuentra con respecto a
identidad. Compromiso se entiende como cualquier resolución a los tipos de
crisis previamente mencionados. Con este marco de referencia, es posible
desarrollar cuatro áreas de identidad. Estas áreas serán numeradas porque,
dentro de sus límites, se suceden en orden.
1. Identidad Confusa. — El adolescente en este estado no ha tenido ninguna crisis de
identidad y no ha hecho ningún compromiso. No crisis/no compromiso. Los
adolescentes no han pensado seriamente acerca de una posible ocupación y no
están preocupados acerca del asunto. Ellos parecen estar interesados en asuntos
ideológicos o sentir que un punto de vista es tan bueno como otro.
“Retraimiento” parece ser la mejor palabra para caracterizar
esta etapa.
2. Identidad Restringida. — El adolescente en este estado está comprometido, pero no ha
experimentado ninguna crisis. No crisis/compromiso. Los ejemplos más comunes de
restricción envuelven a los individuos cuyas decisiones políticas, religiosas y
vocacionales han sido esencialmente tomadas por sus padres, o a veces por los
compañeros. Ellos llegan a ser lo que otros intentan que sean, sin que
realmente decidan por sí mismos. Su seguridad descansa en evitar cualquier
cambio o presión.
3. Identidad Neutralf2 — El adolescente en este estado ha experimentado crisis,
pero no ha hecho ningún compromiso. Crisis/no compromiso. Un tiempo de
neutralidad es extramadamente importante para el adolescente. Tal como es definido
por Erikson, este es un período cuando claramente el adolescente no es ni niño
ni adulto. Esta etapa es el mejor tiempo para que el adolescente cuestione qué
tipos de compromisos hará cuando enfrente la multitud de crisis que
experimentará.
4. Identidad Completa. — En este estado, el adolescente ha experimentado diferentes
crisis y ha hecho varios compromisos. Crisis/compromisos. El adolescente tiene
una definición propia estable, está dedicado a un curso de preparación o ya se
ha preparado para una vocación, y entiende sus oportunidades y limitaciones.
En resumen, en el primer ejemplo, el adolescente no
sabe quién es él o ella y no le importa (identidad confusa). En el segundo, la
identidad ha sido impuesta sobre el adolescente, ya sea por sus padres o
algunas veces por el estado (identidad restringida). En el tercero, el
adolescente está tratando de descubrir quién es él o ella y lo que será
(identidad neutral). En el último ejemplo, el adolescente ya ha alcanzado una
identidad (identidad completa).
Teóricos
Cognoscitivos: Jean Piaget y David Elkind
Piaget es probablemente el más conocido e influyente
de todos los teóricos cognoscitivos. El dividió las etapas individuales del
desarrollo cognoscitivo en cuatro partes principales. Las etapas sensorimotor y
preoperacional generalmente cubren desde el nacimiento hasta los siete años de
edad. Los años de adolescencia empiezan a enfocarse durante la segunda parte de
la
tercera etapa (operacional concreta) y toda la
cuarta (operacional formal). La etapa operacional concreta cubre desde la edad
de once a catorce o quince años y trata con proposiciones de pensamientos y la
habilidad de lidiar con lo hipotético. Piaget subrayó que estas edades son sólo
una aproximación. En efecto, algunas pruebas recientes de recién ingresados a
las universidades, han revelado que sólo cerca de la mitad de ellos han
alcanzado el pensamiento operacional formal.
David Elkind, un prominente sicólogo seguidor de
Piaget, trajo bajo enfoque el concepto del egocentrismo en el adolescente.
Elkind propuso que el egocentrismo puede ser un “puente entre el estudio de la
estructura cognoscitiva, por un lado, y la exploración de la dinámica de la personalidad”,
por el otro.
El adolescente debe aprender a distinguir entre los
pensamientos de otra gente y los propios. Ya que el adolescente está muy
preocupado con su propia conducta, él/ella cree que otros también lo están.
Este egocentrismo guía a dos características en la conducta del adolescente: la
construcción de una “audiencia imaginaria” y la creación de una “fábula
personal”. La influencia de la audiencia imaginaria causa que el adolescente se
sienta como que está sobre
una “plataforma”, o constantemente vigilado. Siendo
que el adolescente inventa su propia audiencia, ésta sabe todo lo que él sabe —
todos sus defectos y problemas personales. La influencia de la fábula personal
puede causar que el adolescente sienta que su experiencia es totalmente única y
que nunca nadie más ha sido tan bueno o tan malo.
La audiencia imaginaria gradualmente da paso a la
audiencia real, y la fábula personal da lugar a un entendimiento más profundo
de la realidad. Con un mejor sentido de la realidad, el egocentrismo desaparece
y la adultez comienza a emerger.
TEORÍAS EN PRÁCTICA: ASUNTOS DE MINISTERIO
La primera parte de este capítulo ha sido un intento
de tratar muy brevemente algunas teorías bastante extensas a manera de
introducir al lector a las diferentes perspectivas de desarrollo del
adolescente. El resto de este capítulo tratará con aplicaciones y
consideraciones prácticas de las teorías previamente mencionadas.
El adolescente funciona en una variedad de “mundos”,
incluyendo la escuela, el hogar, los compañeros y probablemente la iglesia. En
muchos casos, el adolescente, de alguna manera, es una persona diferente en
cada mundo.
Como resultado de esto, un maestro en la escuela
puede pensar que no tiene esperanza. A la confusión de todo esto, debe sumarse
la aplicación de la “teoría de crecimiento espiral” de Gesell la cual tiene un
efecto como de sube y baja en la conducta y actitud del adolescente. En la
teoría de Gesell, todos los años pares son pacíficos, mientras que los años
impares son turbulentos. Por lo tanto, un buen año es seguido por uno malo.
Esto puede ayudar a explicar al maestro de la escuela dominical que trabaja con
adolescentes el porqué sus alumnos son diferentes de un año al otro.
Debe notarse que esto rara vez cae cabalmente dentro
del paquete de un año.
Sin embargo, la secuencia de bueno-malo parece ser
verdad. Es muy raro para un adolescente extenderse sobre dos “buenos” años
completos. Para algunos adolescentes, los años vienen a ser un asunto de meses.
Un año difícil, el de los trece, puede pasar en seis meses. Obviamente, un
sinnúmero de factores ambientales entran en juego en este punto. Todos los
“mundos” en este tiempo están dentro de la esfera de la influencia. Tal vez el
mejor consejo a los padres o trabajadores con jóvenes durante este tiempo, será
ser un poquito más tolerantes y entendidos de los “malos” años, y un poco más
apreciativos y animadores durante los “buenos” años.
No es totalmente extraño para un adolescente el
experimentar muy poco del sube-baja, el síndrome de bueno-malo, pero es muy
raro. Algunas investigaciones han indicado que cuando pasa algo como esto, más
tarde en la vida, ya siendo un adulto, experimentará el efecto de sube-baja.
Esto sucederá en un tiempo cuando ya no será muy aceptable, como lo hubiera
sido durante los años de la adolescencia.
De especial preocupación para el adolescente,
durante el desarrollo, es la búsqueda de su identidad y el fortalecimiento de
su autoimagen. Merton Strommen, en su libro: Five Cries of Youth (Cinco Gritos del Joven), dice que casi tres cuartas partes de
toda la gente joven batallan con una baja autoestimación, en uno u otro tiempo.
Una buena y positiva autoimagen es una necesidad
para el adolescente, y bien puede ser la cosa más difícil para lograr. Los
jóvenes, mientras funcionan en el mundo, miran televisión, van a los cines,
leen revistas y ven a otros jóvenes y jóvenes adultos. Pero los otros que ellos
ven son modelos y estrellas de cine, mientras que ellos no se ven así. Por lo
tanto, como no se ven o actúan como los modelos y las estrellas de cine, los
adolescentes piensan que algo debe estar mal en ellos. No se sienten bien
porque creen que no dan la altura. También, la vida no se sucede tan llanamente
como en las películas o la televisión; así que, algo debe estar mal en él/ella.
Los adolescentes pueden o no entender en sus cabezas que esto es ficticio, pero
rara vez entienden en sus corazones que lo que ven no es real.
La apariencia física y la belleza no están en su
punto cumbre para el adolescente durante los primeros o últimos años de la
escuela secundaria. Ellos no se ven tan bien como las estrellas jóvenes en la
pantalla. El hecho que ellos tengan problemas con su piel, pelo, dientes, voz y
peso, no ayuda mucho en la situación de la autoimagen. El adolescente está
experimentando una gran cantidad de cambios fisiológicos, muchos de los cuales
afectan su apariencia externa. Poco o mucho de cualquier apariencia extraña en
este tiempo puede ser devastador. Aquí las palabras clave para el adolescente
parecen ser normal y promedio, de los cuales ellos no son
ninguno.
Otra situación que no ayuda nada en la autoimagen es
el hecho de que el adolescente piensa que las luchas internas que está
experimentando se reflejan externamente. En otras palabras, porque el
adolescente se ve mal en su interior, piensa que se ve mal exteriormente para
otros.
Al tratar los problemas de la autoimagen, el mandato
es doble: ayude al adolescente a conocer y entender que no es un producto
terminado y evite llamar la atención a su apariencia. No sea atrapado con el
pasatiempo popular entre los jóvenes de humillarse uno al otro. Esto es
aceptable entre ellos, pero no para que un adulto lo haga. El humillar a otros
es uno de los clásicos mecanismos de defensa de todos los tiempos, porque si
usted hace ver mal a alguien más, eso ayuda a que usted se vea un poco mejor.
Pero esto debe ser un tabú para el adulto.
En cuanto al producto terminado, recuerde a los
jóvenes que los años de la juventud sólo son como un entrenamiento para el gran juego — la vida. Está bien cometer
errores y confundirse en la práctica, para eso está diseñada. Lo más importante
es el juego — la vida. Sin embargo, siendo que el adolescente vive
en el “ahora” debe cuidarse de no vivir mucho en el futuro o descansar sobre la
idea de que todo va a mejorar. La persona joven desea ayuda ahora
mismo — ¡hoy!
Desarrollar un sistema de valores es de suma
importancia para el adolescente porque éste será la directriz para vivir y
funcionar en el mundo. Los padres, los ministros y otros adultos cristianos
contribuyen e influyen en este sistema; pero igual lo hacen los compañeros. La
familia ha sido, para la mayoría de los jóvenes, hasta este punto, de primera
importancia. Sin embargo, cuando los años de adolescencia emergen, la familia
se mueve de su primera posición a una secundaria, y el grupo de compañeros se
mueve al primer lugar. Lo que el
grupo de compañeros piensa y hace viene a ser una
influencia mayor. Los padres, especialmente, deben estar conscientes de esto y
no resentirlo, pero deben preocuparse en cuanto a la compañía que sus hijos
frecuentan. Los padres deben ser animados a conocer a estos amigos y sus
familias.
El sistema de valores y la identidad están
estrechamente relacionados y durante este tiempo se enfoca un dilema real para
los padres, y aun para los pastores.
Según el adolescente busca desarrollar su identidad,
de acuerdo a Marcia, se mueve a través de las etapas de confusión, restricción
y neutralidad en su camino a completarla. Restricción, como previamente se
mencionó, es casi una adopción automática de los valores y compromisos
paternales. Por lo mismo, el movimiento hacia neutralidad es un período de
cuestionar, evaluar, reevaluar y tener un tiempo cuando no hay verdaderos
compromisos. La persona joven debe tener este tiempo de búsqueda a fin de
progresar hacia el logro de la
etapa de identidad. El verdadero dilema para los
padres y aquellos que ministran a los jóvenes sobresale en este punto. Estas
preguntas deben ser consideradas: Verdaderamente permite usted a un joven
experimentar neutralidad o trata de impedírselo? Permite usted neutralidad pero
la ignora?
Permite usted neutralidad en todas las áreas, menos
en el desarrollo religioso?
La única respuesta concreta a las preguntas
anteriores es que, es virtualmente imposible prevenir la neutralidad. Todos los
jóvenes la experimentarán en alguna u otra manera. También habrá grados de
envolvimiento en la neutralidad.
Algunos adolescentes pasan a través de esta
neutralidad sólo de manera llana, mientras que otros casi son devastados por
ella.
Los pastores y padres cristianos promulgan que hay
ciertas verdades y ciertos patrones que sostenemos, y a los cuales nos
adherimos, igualmente deben hacer nuestros adolescentes. Los adolescentes, por
el otro lado, están diciendo que tal vez ellos necesitan ver por ellos mismos y
experimentar algunas cosas antes de aceptarlas. Tal vez ellos adoptarán las
mismas creencias, pero desean basar su aceptación sobre su propio envolvimiento
y experiencias en vez de las de alguien más.
Quizá la mejor ayuda para ser capaz de tratar con la
neutralidad es estar consciente de lo que está pasando. Es más fácil decirlo
que hacerlo, pero tal vez los padres, si están conscientes de que esto está
pasando, puedan controlar sus reacciones a las situaciones problemáticas a fin
de no levantar una pared, sino mantener abiertas las líneas de comunicación.
Mientras que los padres y los jóvenes, los ministros y los jóvenes, se
comuniquen, los problemas pueden
solucionarse. Cuando no hay comunicación, nada se
logra.
En el área de relaciones con los padres y otros
adultos, es de mucha ayuda considerar el hecho que la personalidad de los
adultos de mediana edad y la de los adolescentes son muy diferentes. Mientras
que no todos los adultos y no todos los adolescentes caen dentro de los tipos
descritos, las siguientes comparaciones muestran varias diferencias que pueden
guiar a desacuerdos.
Los adultos son cautos, basados en la experiencia;
el adolescente es atrevido y desea probar cosas nuevas, pero carece del juicio
basado sobre la experiencia.
Los adultos son orientados al pasado y comparan el
presente con la manera en que eran las cosas; la única realidad del adolescente
es el presente. El pasado es irrevelante y el futuro es obscuro e incierto.
Los adultos son realistas y algunas veces cínicos
acerca de la vida y la gente; el adolescente es idealista y optimista.
Los adultos son conservadores en sus maneras, buenas
costumbres y moralidad; el adolescente desafía los sistemas y ética
tradicionales, y experimenta con nuevas ideas y estilos de vida.
Los adultos generalmente están contentos,
satisfechos y resignados en la situación presente; el adolescente es crítico,
incansable y un poco insatisfecho con la manera en que van las cosas.
Los adultos desean permanecer jóvenes y algunas
veces temen a la edad; el adolescente desea crecer, pero nunca desea llegar a
ser viejo.
La fábula personal y la audiencia imaginaria fueron
mencionadas anteriormente en este capítulo. Muchos de los problemas de
disciplina con los jóvenes, especialmente en grupos, pueden ser atribuidos a la
teoría de la audiencia imaginaria. El adolescente piensa que a cualquier lado
que va o en cualquier cosa que hace, los ojos de todos están sobre él, así que
cubre su propio yo “actuando”. Si él muestra al mundo un muchacho realmente
rudo, ellos no
podrán ver al muchacho tímido que está adentro. Si
él muestra al mundo el muchacho rudo y áspero, ellos tal vez no verán el
muchacho sensitivo que se esconde en sus adentros. La primera pregunta en la
mayoría de los problemas de disciplina es: Qué se está tratando de esconder o
cubrir?
La fábula personal tiene dos manifestaciones, más o
menos diferentes. Por un lado, el adolescente siente que en el mundo ningún
otro individuo tiene los mismos problemas que él está experimentando. Nadie más
tiene un cutis tan terrible. Nadie más es tan desproporcionado en altura y
peso. Nadie más tiene el problema del mal olor del cuerpo. A ninguno le crece
el pelo en cuatro direcciones diferentes. Por el otro lado, la manifestación de
la fábula personal da al joven un sentido de invencible e inmortalidad. La
muerte y la enfermedad no lo pueden tocar porque él no es como los demás. Estos
jóvenes sufren
mucho cuando muere un amigo cercano o un miembro de
la familia.
Tal vez la mejor manera de luchar con la audiencia
imaginaria y la fábula personal es tolerarla. Cuando el adolescente madura y
comienza a desarrollar un sentido de realidad más fuerte, ambas áreas parecen
aflojarse gradualmente y cesan de ser un problema.
El desarrollo de la sexualidad del adolescente y su
interés en las personas del sexo opuesto, son influencias mayores en su
funcionamiento diario. Cualquier persona que trabaja con la juventud necesita
investigar diligentemente estos dos asuntos. La tragedia es que si los adultos
esperan hasta que el adolescente comience a discutir sobre sexualidad y su
desarrollo sexual, será muy tarde. El tiempo para tratar con esta área es a
mediados y finales de los años de la escuela primaria.
Para las muchachas, el interés en el sexo opuesto
viene un poco después de los últimos años de la escuela primaria, y un poco más
tarde para los muchachos en la mayoría de los casos. Generalmente se reconoce
que en muchos casos, las muchachas sobrepasan a los muchachos uno o dos años,
tanto sicológica como socialmente. Los muchachos parecen no alcanzar el mismo
desarrollo hasta cerca de los catorce o quince años. Esta es una de las razones
del porqué las clases conjuntas a nivel de segunda enseñanza en la escuela
dominical presentan sus problemas. Una muchacha y un muchacho en el primer año
de la escuela de segunda enseñanza son dos personas diferentes. El muchacho apenas
puede estar comenzando a pensar en las muchachas, mientras que la muchacha ya
está viendo a los muchachos más grandes y no a los de su misma edad o grado en
la escuela. Esto es, obviamente, una simplificación, pero hace hincapié en el
hecho que hay un vacío social y físico en los años de segunda enseñanza.
La última parte de este capítulo ha sido un intento por
mencionar brevemente algunas posibles áreas de problemas para los jóvenes.
Cualquier persona que trabaja con adolescentes pudiera usarlos como un
“trampolín” para profundizarse en el estudio de los adolescentes.
Crecer es difícil en cualquier tiempo, pero quizá
nunca lo ha sido tanto como en la actualidad. La palabra clave para los padres,
pastores y cualquiera que trabaje con adolescentes es sobrevivencia. Ayude a sus jóvenes a sobrevivir la adolescencia y
a permanecer en una pieza. Esto puede lograrse con amor, cuidado y
entendimiento. Muchos sobreviven sin ello, pero no están completos.
También, es muy difícil tratar de criar y ministrar
a este grupo.
Desafortunadamente no podemos ver cómo el Maestro de
maestros usó este tiempo de su vida. No tenemos los relatos bíblicos de los
años de adolescencia de nuestro Señor.
¡Lástima! Pudiéramos aprender muchas cosas!
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