Obispo
Alejandro (Mileant)
Traducido
por D-ra Elena Ancibor
El problema del sexo.
Actualmente, la gente, mas que nunca, es arrastrada en una enfermiza tensión
sexual. Si los problemas del sexo martirizaban siempre a la gente, ahora la
atacan con una fuerza indomable. Justamente por eso, es importante ayudar a los
cristianos a comprender esta parte de la vida y evitar una catástrofe
espiritual. Existe un método único para dominar el juego de nuestras fuerzas
subconscientes — esto es, con calma y sobriedad iluminarlo en la conciencia, en
la luz cristiana entender el juego secreto. En primer termino es imprescindible
constatar el hecho que
no todo en el hombre es natural, ya que todo tipo
de desviaciones aparecen también
naturalmente y constituyen la causa de
pesadas y dolorosas enfermedades. En esto se encuentra nuestra ceguera que no
inmediatamente reconocemos lo que debe ser considerado "natural" y
que aunque se vive como "natural," en realidad, es la manifestación
de una
desviación enfermiza y una dislocación espiritual. Cuantos
sufrimientos superfluos aquejan a la gente, solo porque ella no domino a tiempo
la lucha de la luz y la sombre, la virtud y el vicio, que comienza en la edad
temprana.
Lo enigmático de atracción sexual.
Porque el problema del sexo en el humano esconde tanta pesadez y
sufrimiento? Si las restantes funciones de nuestro ser, habitualmente, se
desarrollan en forma normal y no producen dificultades particulares. En cambio,
en la esfera del sexo, el cuerpo y el alma están tan profundamente enlazados;
en forma tan enigmática y difícil de seguir influencian el uno a la otra, que
las atracciones sexuales reciben una particular intensidad. Justamente, en el
humano, con la esfera del sexo esta unido lo mas tenebroso y atroz, como lo mas
luminoso y creativo de su vida. De manera, que la organización correcta de la
vida sexual es el problema mas importante en la vida de cada uno de nosotros.
La gran dificultad en la comprensión de los problemas del sexo es que esta
esfera, en su mayor parte, esta cerrada para nosotros, como escondida en la
penumbra síquica. En las condiciones de la vida contemporánea, llana de
vulgaridad y decadencia moral, es necesario para el humano aprender y
resguardar su salud espiritual, y formar un "antídoto" contra todas
las variedades de la pasión libertina. Esto es particularmente importante para
la juventud que desarrolla demasiado temprano las atracciones sexuales. En
realidad nada aqueja tanto a la juventud como el intenso trabajo de imaginación
en la esfera sexual. Esta curiosidad secreta y tensión interna debilitan todo
control propio. Justamente, el desarrollo temprano de la imaginación sexual, no
frenado por la sobriedad espiritual, no contenido por la moral cristiana, es la
fuente de toda clase de dolencias síquicas.
La meta de este trabajo es mostrar la ventaja de la pureza moral. Este
camino, no solo nos es indicado por Dios, sino es dictado, también, por todo el
conocimiento contemporáneo sobre el hombre. El camino de castidad y contención
no es alejamiento de la vida, sino, todo lo contrario, es el camino de un
desarrollo sano de la fuerza creadora en nosotros.
La herarquisacion de nuestras fuerzas.
Algunos suponen que el hombre está organizado
armónicamente, o sea,
toda satisfacción de sus necesidades, por si solo, crea un equilibrio interno,
define la armonía interna de las funciones humanas. Esta convicción debe
considerarse errónea, en primer término, porque el hombre no esta organizado
armónicamente, sino herárquicamente. Esto significa, que el desarrollo de unos
funciones depende del desarrollo de otras, y que la disminución ó aumento del
desarrollo de una función, indefectímiblemente se refleja en otras. Hay funciones
primarias básicas y hay secundarias, derivadas. El desarrollo del hombre no da
una imagen de desarrollo simultaneo, rítmico, de todas las facetas de su ser,
sino, al contrario, continuamente tiene lugar una especie de arrítmia, una
discordancia de unas facetas con otras.
La energía del sexo.
Sin duda, cuando en el ser humano hay un órgano y existe una función — se
supone su satisfacción. Pero hay que tomar en cuenta que cuando mas importante
ese órgano ó función, tanto mas complejos son sus manifestaciones y desarrollo.
Con particular fuerza esto se ve, justamente, en la esfera del sexo, que
pertenece al nombre de esferas centrales en el ser humano. Para comprender ese
problema, hay que entender la escéncia de la energía del sexo. La parte mas
grande y posiblemente mas importante de la energía del sexo, se va a otras y
mas nobles esferas de nuestro ser, sin pasar por la atracción sexual y pasando
por alto la satisfacción física. Sobre esto se basa la abstención sexual que
libera la energía del sexo para usarla creativamente en la elevadas
manifestaciones da la vida síquica. Lo que en la sicología actual se llama
sublimación (paso de un estado al otro), consiste en que las atracciones
sexuales pueden trasformarse en energía constructiva y con esto debilitan las
necesidades de órganos sexuales. La paradoja de la esfera sexual consiste en
que la total abstinencia (castidad) no destruye la vida humana, sino, al
contrario, con una dirección correcta puede ser el camino a la floración de la
vida espiritual y creativa.
La importancia de abstinencia.
Todo lo arriba mencionado se apoya, no solo sobre la enseñanza cristiana,
sino también sobre los conocimientos actuales del hombre y sobre los datos de
sicopatología. El cristianismo no solo afirmó el principio de la monogámia,
condenando decidamente a poligámia, no solo introdujo armonía a las relaciones
entre el hombre y la mujer, ennobleciendo a estas relaciones, además elevó la
idea de virginidad voluntaria. A esto se refirió Señor Jesucristo cuando dijo
"...
el
que sea capaz de recibir esto, que lo reciba," o sea: El que puede
elevarse hasta la idea de la virginidad por la virtud, que vaya por este camino
(Mat. 19:12). Al mismo tiempo, desde su comienzo, el cristianismo condeno todo
rechazo del matrimonio y santificó las relaciones matrimoniales en el
sacramento de matrimonio (
el milagro de Cana
Galilea. Jn. 2:1-11). Por eso el principio de la virginidad en la
religión cristiana no se contrapone al matrimonio, sino constituye un camino
paralelo de elevación a Dios. Así tanto por el camino de virginidad, como de la
vida familiar el hombre puede llegar a Dios. La pureza física — sea en un sano
matrimonio cristiano o en la vida monástica — es la condición imprescindible
para el crecimiento moral de la persona y la fuente de fuerza espiritual.
Las etapas básicas en el desarrollo del sexo.
Primeras manifestaciones de movimientos sexuales en el ser humano se pueden
notar muy temprano. Hasta la maduración sexual (en niñas 11-15 años, en varones
15-18) la vida del sexo, como dicen, tiene un carácter
indiferenciado. A
pesar de la falta todavía del desarrollo de los órganos sexuales, el cuerpo ya
tiene un cierto carácter "erógeno" y puede experimentar la excitación
sexual. Durante la maduración sexual sale al primer plano la llamada zona
genital, o sea, zona de ubicación de los órganos corporales del sexo. Junto con
esto surge el peligro de un prematuro desarrollo de la psiquis sexual. A veces,
ya a los 9 años los niños buscan dibujos pornográficos y con una curiosidad
malsana observan la conducta de los adultos.
En los años siguientes la maduración sexual de los adolescentes (de ambos
sexos0 avanza con ritmo mas intenso y abarca tanto el cuerpo como el alma. El
desarrollo en esta esfera avanza con tal velocidad, que cambia completamente el
carácter espiritual del adolescente. Se nota, particularmente, una escisión de
conciencia en dos polos: a) la sexualidad, que abarca la porción corporal del
sexo y también cambios síquicos, relacionados con el cuerpo; y en el otro polo
aparece b) el eros, o sea la búsqueda del amor que moviliza la psiquis del
adolescente. En este período su alma esta iluminada con el sueño poético sobre
el ser amado.
Tanto la sed del amor, como la sexualidad, en igual medida constituyen la
floración del sexo en el ser humano. Pero la escisión y, a veces, un recíproco
rechazo, muestran con suficiente claridad la complejidad del sexo, como energía
espiritual y corpórea. El sexo en el ser humano es como un fuego, que arde en
su profundidad — tanto en los movimientos sexuales, como en las manifestaciones
mas refinadas del erros. Es importante considerar, que la fuente de estas dos
diferentes manifestaciones del sexo — es la misma. Aquí esta
presente lo entero de nuestra naturaleza, constituida por el hecho que en el
ser humano vive: la necesidad de la unión sexual, y también — la comunicación
en el amor. Es por eso, que hasta los mas libertinos, sumergidos completamente
en el deseo carnal, experimentan, a veces, una punzante angustia de verdadero
amor.
Así la única base sexual durante la maduración de los adolescentes se
polariza en ellos, dividiendo en la sexualidad y el eros. Ese tema lo
trataremos ahora mas detalladamente.
El desarrollo de la conciencia sexual.
La maduración sexual localiza la energía sexual en los órganos corporales y
desde ese momento la parte corporal del sexo sale al primer plano. Con esto se
forma la conciencia sexual. Lo que llamamos hasta ahora la
sexualidad abarca
el desarrollo físico de los órganos del sexo y la conciencia de los movimientos
sexuales. Ambas partes de la sexualidad están íntimamente unidos, pero la
conciencia sexual puede ser difusa y poco clara. Por las particularidades de
carácter fisiológico y anatómico en el organismo masculino la conciencia sexual
de los jóvenes es mas definida y nítida. Por eso la imaginación, refiriéndose
al sexo, en ellos es mas activa, y si a eso agregamos las conversaciones entre
ellos, se torna claro el peligro de "ensuciar" su imaginación. Pero
independientemente de la forma de imaginación sexual definida ó difusa, la
misma maduración provoca cambios profundos en un ser joven.
El desplazamiento espiritual, que ocurre acá, consiste en que el
adolescente, que hace poco trataba de imitar a los adultos, o dejando la
familia se unía con los amigos, buscaba aventuras y "héroes," — ahora
se encierra dentro de si mismo y huye de la sociedad. Como base
de muchos movimientos espirituales se hace la
subconsciencia, que domina
el alma juvenil. Pero la conciencia no puede vencer el juego de fuerzas
subconscientes, que están madurando en el joven, de ahí provienen constantes
contradicciones: pretensiones, sueños, fantasías e irritaciones. Los jóvenes a
menudo no saben ellos mismos lo que quieren.
La necesidad de amor.
El desarrollo de la sexualidad va, tal como ya se indicó, durante tres o
cuatro años y luego toma un carácter mas calmo. Pero en este primer tiempo de
maduración sexual madura el
eros, (la necesidad de amor). A veces, estas
dos esferas (sexualidad y eros) no se alejan demasiado uno del otro (a pesar de
que sus caminos son diferentes), pero pueden también separarse y hasta estorbar
uno al otro. Tal como existe en la imaginación puramente sexual, así en la
esfera de eros, que se alimenta de música, películas, arte, novelas... — la
imaginación se torna una fuerza potente. Eros se manifiesta, en ese caso, como
una juvenil pensativez, reverías melancólicas.
Las jovencitas quieren "agradar," comienzan a ocuparse de su
aspecto externo, buscan la compagina de los muchachos, en general se tornan
unas "mujercitas," se enamoran, tienen celos etc. Los varones tratan
tensamente de parecer mayores de su edad, imitan diversos "héroes" y
también se enamoran. En general las manifestaciones eróticas durante el periodo
inicial son tímidos, vacilantes, como buscando esconder de los ajenos sus
sentimientos íntimos; pueden parecer ridículos, pero en realidad, son
enternecedores en su frescura y idealismo.
En esto se ve la enorme importancia creadora de los sentimientos de amor —
justamente y gracias a ellos crecen alas potentes, que elevan al espíritu en el
mundo ideal. Sobre ese tema hay un extraordinario estudio de Vladimir Soloviev
"Sobre el sentido del Amor." Después del "Banquete" de
Platon, esta es una de las mas geniales obras de literatura mundial sobre la
filosofía de eros.
El valor del sexo esta constituido, principalmente, de la tendencia al amar,
lo que es la fuente de aquel "fuego" que llena el corazón del hombre;
mientras la sexualidad es solo la expresión en la esfera corporal de estos
procesos internos. Como el cuerpo es el instrumento del alma, la sexualidad
trasmite y expresa lo que arde en el alma — el amor — como el instrumento, que
con su sonido trasmite la melodía tocada por el músico.
La ley de doble expresión.
Para entender mejor la interpretación de sexualidad y eros — su desunión
temporal y al mismo tiempo, su profunda unidad interna — hay que tomar
conocimiento de un hecho de sicología, que se puede llamar la ley de
"doble expresión del sentimiento." La escénica de esta ley consiste
en que todos los sentimientos y todas las profundas inquietudes, que salen de
los intimo del ser humano, buscan una doble expresión — corporal y síquica.
Como ejemplo de esta doble expresión puede ser cualquier sentimiento, por ej. —
el miedo. Lo que experimentamos como miedo se expresa en una serie de cambios
corporales (taquicardia, desmayo, palidez, temblores, voz débil etc.). Pero
simultáneamente el hombre esta inundado como por una
ola síquica, que
produce determinados sentimientos (tensión, sentido de pavor, depresión, que
llega a debilitar la memoria y la voluntad, estado de estupor). Esta
"ola" síquica se manifiesta en el trabajo de la imaginación (según el
dicho: "el miedo tiene ojos grandes") y a través de la imaginación
influye sobre nuestro mundo espiritual.
La importancia de la mencionada ley no es sólo en la constatación de su
doble expresión de los sentimientos sino, además en que una expresión
(corporal, p. ej.) no sustituye a la otra (animo-espiritual) y no puede ser
sustituida por ella. Esto se muestra claramente, cuando una expresión (p.ej.
sentimiento corporal) esta inhibida ó deprimida; en ese caso su energía no se
va a la otra expresión (de alma o espíritu), y la depresión de una define la
inhibición de la otra.
Refiriéndose a la esfera del sexo en la luz de la doble expresión,
fácilmente interpretamos que la sexualidad y el eros, en condiciones normales,
deben desarrollarse en forma paralela, enriqueciendo una al otro y no anulando.
La "escisión" o separación de sexualidad y eros, que hemos definido,
y que constituye un periodo doloroso de la maduración, esta vinculado,
justamente, que ambas expresiones no se pueden reemplazar o eliminar
recíprocamente en la vida sexual. Pero la separación de sexualidad y eros,
natural para la juventud, es también un defecto, ya que solo en la familia y la
vida matrimonial se reconstruye la unidad es esta esfera.
El amor como fuerza que ennoblece.
Cuando en el corazón humano se enciende el amor, todo el ser suyo se ilumina
con una luz interna. Todo lo ajeno se va al segundo plano y el alma,
plenamente, se sumerge en la contemplación del ser amado. Los seres humanos,
mas secos y duros, cambian cuando en ellos se enciende el amor, su alma se
ablanda, se hace mas alegre como si le crecieren alas. El ser humano que es
amado, aunque externamente no es ni mejor, ni mas bello que otros, para la
mirada amante es único, incomparable e insustituible. Esta es la
idealización,
que a menudo, esta descrita en la literatura. Esto significa, que a través de la
cobertura externa vemos en la luz del amor, escondida de otros, la parte ideal
del ser amado, que es la imagen de Dios, incluida en cada ser humano. Esta
imagen es muchas veces no percibida y hasta inhibida con la cubierta externa —
su aspecto, carácter, que es siempre algo secundario en el, y no su escéncia.
Toda la fuerza de la mirada de amor nos hace ver, gracias a el, la belleza
interna, incluida en el ser humano. No podemos separarnos de ella — quisiéramos
unirnos para siempre con el ser amado. El alma que experimentó, aunque sea una
vez, estos sentimientos, guarda para siempre el recuerdo de su fuerza
transformadora y creativa.
La necesidad del amor testifica sobre la imposibilidad de encerrarse en si
mismo — en el amor se sobrepasan los limites naturales de la individualidad, se
rompe su cobertura. Así, en el impulso del amor al hombre le pesa sentirse
encerrado en si mismo, condenado a la soledad; es como encontrarse en un vacío
metafísico. Por eso nuestra alma siempre busca un objeto de amor, para
encontrar en él punto de apoyo y sentido de la existencia.
La fuerza de imaginación poética, que es característica de un amor juvenil y
gracias a la cual
idealizamos al ser amado, no es un
"agregado," un juego de fantasía, sino en esto se abre la sed de la
existencia absoluta. El amor a la madre, hijo, hermano, esposa — a pesar de su
diferencia — constituye la vida del espíritu. Como el ser humano esta
organizado según la ley de "dimorphismo sexual," o sea, pertenece o
al sexo femenino, o al masculino, este dimorphismo absorbe desde la profundidad
del espíritu la necesidad sincera del amor, que esta incluida en cada ser
humano. Justamente, en este sentido, en la esfera de sexo — al amor (eros)
pertenece la importancia básica, siendo la sexualidad solo su transcripción
corporal.
Importancia de
la familia.
La escisión en sexualidad y eros, perteneciente al periodo de maduración
representa solo un periodo pasajero: el sexo en el ser humano es mas profundo,
que su envoltura externa, es la cualidad inherente de su naturaleza. La
maduración sexual solo temporalmente polariza a los impulsos físicos y
anímicos, y exige el restablecimiento de la prístina unidad. Por eso la vida
sexual puede encontrar su expresión verdadera sólo en la vida familiar, y fuera
de ella la vida sexual normal es irrealizable. El camino humano habitual lleva
a la formación de la
familia. Por eso, toda otra actividad sexual, solo puede
tener consecuencia negativa para la salud espiritual humana.
La satisfacción de deseos sexuales fuera de la elevación interna, que otorga
el amor y culmina en el matrimonio, es la
vulneración de la ley de
unidad presente en nuestra naturaleza. Es indudable que en el matrimonio pueden
surgir dificultades, pero fuera de la familia es imposible encontrar una
solución sana de problemas, que crecen a partir de la atracción sexual.
Tres facetas de la vida matrimonial.
La vida de familia que surge después del matrimonio, da una solución normal
a aquellas exigencias y tendencias que están vinculados con el sexo. Es verdad
que actualmente, la vida familiar se complica y está sujeta a muchas
tentaciones — tanto a causa de las dificultades económicas, como de los ritmos
tensos de la vida social contemporánea, y mas todavía por la caída extrema de
moral. Pero, a pesar de todo, solo en el matrimonio la vida sexual encuentra su
manifestación sana. Si el matrimonio por algo es imposible o dificultado fuera
de él no puede haber una vida sexual sana. Todo será desviación de la
normalidad, polución del alma, perversión, que vulnera las bases mismas de la
personalidad humana.
La vida matrimonial tiene tres facetas — biológica, social y espiritual.
Estas partes no simplemente se desarrollan uno al lado de otra, sino, en
condiciones normales, forman una unidad. La escisión en sexualidad y eros, que
en la adolescencia marcan una desorganización, no solo desaparece aquí, sino,
se torna una fuente de nuevas fuerzas y abre un nuevo camino de la vida.
El apóstol Pablo tiene unas palabras maravillosas sobre el matrimonio, aquí
mencionaremos solo las iniciales:
"Grande es este misterio..."
(del matrimonio).
Este
"gran misterio" del matrimonio se manifiesta solo en
el caso, donde esta completamente superada la escisión en sexualidad y eros.
Donde persiste la escisión, o aparece solo una de las facetas (p.ej. la sexualidad)
allí no aparece "el gran misterio" del matrimonio, sino se deforma su
sentido y se ensucia lo mas sagrado y profundo de los seres humanos.
No es correcto también de identificar la pura sexualidad con la parte
"animal" del hombre: en los animales no existe ninguna desunión de
sexualidad y eros. El ser de ellos es mucho mas primitivo y simple.
El matrimonio, como la realización de la unidad.
El que entra en el matrimonio, siendo puro y casto, entiende por primera vez
el misterio de la unión carnal. De ahí nace en su alma un sentimiento nuevo de
cuidado hacia el otro cuerpo, como fuera propio. Como muestra la vida,
justamente del acercamiento corporal en el matrimonio, florece en el alma un
sentimiento profundo, luminoso y alegre de amor mutuo, un tierno sentimiento de
inseparabilidad. Justamente aquí, en esta unión bendecida por Dios, se
experimenta prácticamente la verdad de la monogamia y toda la falsedad del
"amor libre."
El acercamiento sexual, no solo no puede ser separado de otras clases de
uniones, sino él mismo crea y forma una entidad acabada de todas las relaciones
recíprocas. Cuando entre el marido y la mujer florece el amor, éste brilla en
todo y domina a todo. La mínima desarmonía se siente dolorosamente. La falta de
cuidado, la indiferencia, la brutalidad, las acusaciones — despiertan tristeza
e inquietud, El cristianismo ayuda a los esposos de encontrar el camino para
eliminar la desarmonía en sus relaciones. Aprendiendo prácticamente la vida
cristiana en las condiciones nuevas del matrimonio, ambos maduran
espiritualmente y se perfeccionan. La familia es una gran escuela de la piedad.
Cuando aparecen los señales de la concepción del niño, las relaciones de los
esposos se fortifican en el amor al futuro hijo — carne de su carne. La pureza del
amor recíproco, no solo no disminuye de la unión carnal, sino que se alimenta
de esta y no hay nada mas bondadoso, que esta profunda ternura que florece en
el matrimonio y cuyo sentido está en el sentimiento vivo de mutuo complemento.
Desaparece el sentido de "yo" como ser humano aislado y en grandes
cosas, en el mundo interior y exterior ambos se sienten como parte de una misma
unidad — uno sin otro no quiere vivir nada, desean juntos ver, hacer y estar en
todo. Este es el ideal, hacia el cual los esposos tienen que aspirar.
En la familia no deben existir desunion de las "esferas de
actividad," separaciones físicas o espirituales: todo está ligado interna
e íntimamente. Según el plan del Creador, la familia es la abertura normal del
misterio del sexo en nosotros. Fuera de la familia no debe haber vida sexual,
ya que ésta será falsa, lá que desfigura a nuestra naturaleza y vulnera la
armonía de la vida. Por
esta causa la pureza prematrimonial no es solo una exigencia moral, sino,
además, el dictado de la misma naturaleza humana. La vida sexual antes del
matrimonio es simplemente una expresión unilateral del sexo y provoca una
devastación del alma y deformación de su organización interna.
El significado de la virginidad voluntaria.
Para el tratamiento multilateral del problema del sexo, es necesario
referirnos a la virginidad voluntaria. Como enseña el cristianismo, la
virginidad voluntaria es un retiro consciente de la vida sexual, para lograr
una mayor pureza moral y perfeccionamiento espiritual. Significa esto que la
familia es una forma inferior de la vida? Y debería aquel que busca la
perfección espiritual quedar siempre virgen?
La castidad de los vírgenes y monjes no denigra al sexo, sólo muestra la
santidad no descubierta a causa de la vulneración moral de naturaleza humana.
No es lucha con el sexo, el sentido se la virginidad voluntaria, sino la lucha
contra el pecado, que invade a nuestra carne. La castidad y la abstinencia de
vida sexual, no es meta, sino el medio de esta lucha. En la virginidad voluntaria
los seres humanos buscan caminos mejores para vencer a sus pasiones. Este
problema lo tienen todos los hombres por igual y se resuelve por el camino del
rechazo de todo lo mundano. No por desprecio hacia el mundo, sino porque el
peso del pecado en forma mas fuerte entra en nosotros a través de la carne y el
mundo. El que tiene sed de la perfección espiritual, en su camino esforzado
entra en severa lucha con el mundo dentro de si mismo. Los desordenados deseos
de la carne, él toma como un impedimento en su sendero hacia Dios.
Hacemos notar que la permanencia en el matrimonio plantea también el
problema de la lucha con el pecado, pero en ese caso se aplican otros medios.
El sentido de la virginidad voluntaria se constituye en crucificar su carne
para el triunfo del principio espiritual en el ser humano sobre la carne y no
por desprecio al matrimonio. El mismo problema se plantea en el matrimonio,
pero en su otra faceta. El matrimonio — no es solo la vida sexual — es un largo
y complejo camino espiritual, en el cual hay lugar para la castidad y la abstinencia. Cuando
la vida sexual ocupa el lugar preponderante, a la familia la amenaza el peligro
de la caída en la sexualidad, o sea, de nuevo aparece la dualidad que
martirizaba a la adolescencia, y entonces la vida de la familia, como una
unidad, se oscurece.
Así, el camino de la familia lleva al restablecimiento de entereza en la
vida, legada por Dios al hombre durante su creación. En cambio el camino de la
virginidad voluntaria lleva a la victoria sobre el pecado a través de la
inhibición de las tendencias carnales. Por eso, no para todos está abierto el
camino monacal. Sólo lo está para aquellos que no tienen tendencia hacia la
vida familiar, con sus tribulaciones y problemas. También para quienes, habiendo
experimentado la vida en familia, después de su perdida, buscan mayor
espiritualidad es su vida.
La naturaleza pecaminosa, como causa de desviación de lo normal.
Fuera de la familia no debe haber ninguna vida sexual. Fuera de la familia
ésta debe apaciguarse — sea en la virginidad voluntaria u obligada vida
solitaria. Las exigencias de la salud coinciden aquí con las exigencias del
cristianismo. Toda vida sexual fuera del matrimonio, dando una satisfacción
temporal, empuja al hombre a la mentira y siempre al pecado — ya que la vida
sexual fuera del matrimonio es el
triunfo de la pura sexualidad a cuenta de
la faceta espiritual.
Aquí habrá que mencionar la parte oscura del sexo, que representan la
vulneración de lo normal. Ya se dijo, que el instinto del sexo es uno de los
mas fuertes en el ser humano y difícilmente gobernable. Si no se lo frena,
puede degenerar en un fuerte deseo lúdico, capaz de vulnerar al ser humano
físicamente y espiritualmente. La causa de esta desviación es nuestra
naturaleza pecaminosa. Los animales son libres de este defecto. Con la caída en
el pecado del primer hombre se vulneró el equilibrio entre sus fuerzas físicas
y espirituales. Como resultado de esto, las necesidades naturales, a veces,
degeneran en pasiones peligrosas. Así, la necesidad de alimentarse — en gula y
ebriedad, y el instinto de reproducción en ingobernable lujuria. En esto está
nuestra tragedia. Siendo puestos por el Creador como cuidadores del mundo
animal, como "reyes" — resultamos a menudo mucho peores que las
criaturas irracionales (Ps. 49:13).
Las fuentes de tentación.
La fuente de diferentes desviaciones del orden es no solo porque somos
propensos al pecado, sino también los
demonios — estos invisibles
espíritus caídos que tienen un papel muy activo en nuestras caídas. De su
actividad nefasta en la vida de los hombres hablan tanto las Sagradas
Escrituras, como también los santos Padres (ver el articulo "En la puerta
del infierno del fuego"). Los demonios influencian a los seres humanos a
través de los pensamientos y sentidos. Durante muchos milenios de su nefasto
trabajo ellos se perfeccionaron en el "
arte"
de la seducción. Su
influencia sobre los seres humanos puede compararse con el hipnotismo, ebriedad
o narcótico, cuando una persona toma las cosas no tal como son en realidad,
sino en forma pervertida. Lo que es malo y pernicioso lo toma como gran
felicidad, y en cambio lo que le traería la felicidad — como algo aburrido y
innecesario. Es por la instigación del "demonio de lujuria" (como
llaman los Padres de la Iglesia al espíritu impuro), que enciende en la gente
el deseo lúdico, la pasión impura, a veces, toma formas mas monstruosas y
repelentes. Los santos Padres afirman que éste es el demonio de lo mas
poderosos. Aparentemente su fuerza proviene de nuestra energía sexual, que se
encuentra en la base de nuestro ser.
Según las profecías de los santos Padres, una de las caracteristicas de la
proximidad del fin del mundo, será el aumento general de lujuria, depravación
carnal, e indomable voluptuosidad. Comprendiendo, que llega su fin, los
demonios dirigirán toda su energía para encender en los seres humanos la
lujuria, porque a través de esta pasión es mas fácil alejar al hombre de Dios,
justamente por las pasiones carnales el ser humano pierde su imagen y semejanza
a Dios.
El culto de lujuria.
La profecía de los santos Padres sobre los últimos tiempos comienza a
cumplirse ante nuestros ojos. Aparentemente, nunca en la historia de la
humanidad, hubo tan generalizada presión de la sexualidad — en todas las
facetas de la vida, como en nuestros días. Ahora se usan para eso todos los
adelantos de la cultura y técnica; literatura, arte, revistas, diarios, TV,
películas de cine, música, publicidad, modas, Internet, juegos informativos, educación
sexual en escuelas... Junto con esto se introduce cada vez con mayor
insistencia, la falsa opinión de que la abstinencia es perniciosa, en cambio,
la satisfacción del deseo sexual -- es bueno para la salud.
Es prácticamente difícil para la pobre juventud vivir en este medio de
cultivo del "culto de sexo" que la llama a sacar el yugo del medioevo
y celebrar el :amor libre." El matrimonio monogamico se considera una
"supervivencia del pasado": la vida habitual de la familia con sus
responsabilidades son — "perjuicios," la necesidad de tener bajo
control los deseos carnales — "cosa peligrosa, que trae traumas
sociológicas": La modestia y pudor — "un complejo de
inferioridad" .... hemos entrado en la era de la "humanidad
libre" ... por eso: "fuera los prejuicios"! Mas cerca a la
substancia natural! Fuera la vergüenza! Atrás hacia la naturaleza!
Alrededor de la sexualidad crece y se enriquece una enorme industria de la
pornografía y la semi-pornografia, que inunda con la suciedad los corazones de
la adolescencia y la juventud, y los empuja a una conducta desenfrenada.
El ser humano es sometido continuamente a una corriente de estímulos
sexuales. Suponemos, que un hombre creyente, al despertarse a la mañana, oró y
leyó la Biblia. Tiene
un humor luminoso y su alma tiende a Dios. Durante el desayuno él pone la
música o prende el TV — y de inmediato su vista y oído están inundados de
melodías y imágenes sexuales. Sale de su casa y de todas partes ve los afiches
comerciales con mujeres semidesnudas, o unas chicas vestidas en forma
atrevida... Así, de todas partes — estímulos que encienden el deseo carnal. A
través de las ventanas del alma — el oído y la vista — entra la torrente de las
tentaciones. Esto lo pone en un dilema: rendirse a los deseos bajos, ó luchar con
ellos en una guerra cansadora e interminable.
Para contrarrestar esa corrupción del espíritu y carne, las Sagradas
Escrituras nos llaman a luchar contra la lujuria carnal y mantenernos puros de
las acciones lúdicas.
El Apóstol Pablo se dirige a los cristianos:
"Os he escrito por carta, que no os juntéis
con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con
los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería
necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno
que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente,
o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis … ¿No sabéis que los injustos no
heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni
los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis
sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me
son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no
me dejaré dominar de ninguna… El cuerpo no es para la fornicación, sino para el
Señor, y el Señor para el cuerpo… ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros
de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una
ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un
cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une
al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier
otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica,
contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en
vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Cor.
5:9-11; 6:9-20)
Los pecados de carne y sus consecuencias.
No se puede pasar por alto el vicio secreto de
satisfacción propia
(lujuria de las manos), que aqueja a alguna gente desde edad temprana. Siendo
antinatural, no seria muy peligroso, salvo, que aquí no hay limites externos en
su abuso, de ahí, haciéndose costumbre, atrae hasta cuando no hay necesidad
física. Cuando se potencia la costumbre a ese vicio, su parte mas dura es que
el ser humano se siente en poder de una fuerza fatídica, que no puede vencer.
Esto crea la inseguridad en si mismo, inclinación a la melancolía, apatía,
disminución de la energía vital creativa y mina la salud humana.
Porque las Sagradas Escrituras llaman tanto a luchar contra el deseo carnal?
— Porque, por un lado, los pecados de lujuria gastan las fuerzas físicas y la
salud humana.
"el lujurioso peca contra su propia carne,"
escribe el ap. Pablo. En la vida sexual fuera de matrimonio el organismo se
gasta, porque la vida sexual no vinculada con amor, gasta
muchas mas
fuerzas, que las relaciones normales de los esposos en el matrimonio.
Agregamos a esto la posibilidad de contagio con alguna de las terribles
enfermedades venéreas, ó mas temible aun, con SIDA, que no tiene cura.
Pero lo importante es, que en los seres humanos que se dedican a la pasión
lujuriosa, baja el ideal de la
vida. Los sueños sobre la actividad abnegada para el bien de
la sociedad, la vida feliz con la persona amada, paulatinamente palidecen, los
ideales de la juventud se evaporan. El ser humano se hace cínico y egoísta, su
conciencia se llana cada vez mas con imágenes sucias y sensuales. El hombre en
cada mujer ve una hembra. Los pensamientos mas bajos unos que otros, se agrupan
en su mente obtusa, y su único deseo es satisfacer su pasión lúdica.
Del ser humano, entregado a la sexualidad, se aleja la Gracia Divina y por
eso su fe en Dios se pone opaca y se secan las inclinaciones espirituales. El
hombre deja de escuchar la voz de su conciencia, con la cual el Señor lo llama
al arrepentimiento. En su alma se instala el frío, la oscuridad y la maldad. Este estado
se llama
la muerte espiritual — después de la cual no hay donde caer mas
bajo.
A causa de la incapacidad de los pecadores empedernidos de corregirse y
volver al camino de la verdad, el Señor les castiga con Su justo juicio.
"No
contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es
carne" — dijo el Señor refiriéndose a la humanidad antigua, y la
destruyo con las aguas del diluvio universal (Gen. 6:1-5). Posteriormente la
semejante suerte terrible tuvieron Sodoma y Gomorra por los pecados de
depravación de sus habitantes:
"Dios hizo llover sobre Sodoma y sobre
Gomorra azufre y fuego... y destruyo las ciudades, y toda aquella llanura, con
todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra"
(Gen. 19:24-25). El Ap. Pablo expreso la ley inmutable de la vida, diciendo:
"a
los fornicarios y a los adúlteros los juzgara Dios" (Hebr. 13:4).
Cuantos imperios grandes y civilizaciones perecieron, cuantos pueblos,
dedicados a pecados sensuales, desaparecieron sin rastro!
Así en el contexto de la necesidad de crear las relaciones sexuales
correctas entre los esposos, hay que decir que sobre ellos se marcan
pesadamente las consecuencias de los pecados antes del matrimonio o fuera de
él. La disolución sexual vacía al hombre sino físicamente, pero siempre
espiritualmente. Esto nos lleva al tema: en que forma se puede redirigir a sus
fuerzas para evitar a los pecados y perfeccionarse moralmente.
Consejos para luchar con la pasión lujuriosa.
El factor mas importante en la lucha con cualquier pasión — es la
entereza
espiritual, dirigida a Dios. Cuando nuestro corazón arde con el amor a
Dios, los deleites terrenales nos parecen ínfimos y aburridos. Por eso hay que
con todas nuestras fuerzas calentar el alma con amor a Dios. A eso ayuda la
lectura de la literatura espiritual, la oración sincera, pensar en nuestro
Señor, asistir a los oficios religiosos, confesión y comunión frecuentes, y
obras de bien...Mientras estamos espiritualmente enteros, todas las flechas de
diablo rebotaran de nosotros, como de una roca.
Pero en cuando nos debilitamos, el enemigo ataca. Por eso:
"Sed
sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar" (1 Ped. 5:8).
He aquí algunos consejos para la lucha con la pasión lúdica:
- Hay que mantener
siempre a nuestra mente ocupada con pensamientos buenos y
útiles: Oración, pensamientos piadosos, acordándose de Dios hacer
nuestras cosas indispensables, trabajos intelectuales, cosas útiles...
Todas las tentaciones entran por la mente, y tienen sus etapas para
vencer: primero un pensamiento impuro (a veces provocado por lo que vimos
o oímos); luego fascinación (esclavizacion) que vence a la voluntad y a
fin, la caída.
Parar la tentación es mas fácil en su primer estadio,
cuando el pensamiento tentador todavía no se trasformo en deseo lúdico.
El pensamiento que vaga sin rumbo, fácilmente pasa a ser pecaminoso. Por
eso el san Efrem Sirin aconseja "Pensa en lo bueno para no pensar en
lo malo."
- Protejerse de la tentación. Ojos y oído son puertas del alma. Hay que tenerlos
bajo continuo control para no dar entrada en el alma a algo tentador. No
mirar fotos o películas tentadoras, no escuchar la música sensual y
violenta, no admiran la belleza tentadora de algunas personas...
severamente seleccionar sus lecturas.
- El pecado es
contagioso. Gran influencia tiene sobre nosotros la gente con la cual
nos relacionamos. "las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres" (1 Cor. 15:33). Por eso, eviten la sociedad
licenciosa, que les puede arrastrar con ejemplos malos; no escuchen
anécdotas cínicos y paren al relator, llamándolo a la decencia; o
alejense para siempre de compaginas donde se escuchan tales cosas.
- La salud del cuerpo
fomenta la salud del alma. Es necesario llevar una vida contenida y
activa: Cumplir los ayunos (miércoles y viernes); una mesa sencilla y
moderada, sin bebidas de alcohol o excitantes. Ropa interior simple,
exterior — decente, la cama dura, el sueno moderado, levantarse temprano,
lavarse con agua fresca, paseos al aire libre, trabajo físico... — esta
higiene elemental y la manera de vida centrada, — tranquilizan las
desordenadas pasiones sexuales.
- En ningún caso jueguen
con las tentaciones, porque ese juego es y a la mitad de la caída. Los bailes
tentadores, juegos con los besos, encuentros secretos, flirteo "como
deporte" — son juegos peligrosos, en los cuales es fácil de resbalar
y tener una gran caída.
- En la lucha con las
tentaciones no se permitan ningún compromiso ni cedan en nada.
Sean severos y sin compasión consigo mismo. Cuando el hombre no supo a
tiempo eliminar un pensamiento tentador, y comenzó a mimarlo en su
imaginación, este, rápidamente, dominara a su corazón y esclavizara a su
voluntad, después de lo cual, la caída ya es casi inevitable.
- Pero, no se rindan,
al sentir que las fuerzas flaquean y el pecado esta por vencer. Queda
todavía un arma poderoso — es la oración de todo corazón. Allí,
donde no alcanzan las fuerzas humanas llega la ayuda de la Gracia Divina. El
Señor es fuerte de salvar aunque sea en el borde del abismo. De todo
corazón llamen a Dios: "Señor, ten piedad!" o "Señor,
sálvame, pecador, no me dejes pecar!"
La importancia del arrepentimiento y confesión.
La fe cristiana da al hombre medios poderosos para luchar con el pecado y
para sanar de las pasiones — estos son el
arrepentimiento, y la
confesión
sincera ante un padre-confesor. (
La abertura de
los problemas espirituales a un experimentado sicólogo ó hasta a una persona
allegada, se considera útil, por la sicología actual). Este es un hecho
muy importante desde el punto de vista de la higiene espiritual y el desarrollo
moral del hombre. No se debe considerar irreparable la perdida de la pureza del
alma. Los pecados, cuan pesados no sean, no deben trasformarse en una
fatalidad, que nos condena a deslizarnos cada vez mas bajo. Cuantos jóvenes
caen en desesperación y dejan de luchar con sus malas inclinaciones, porque
perdieron la esperanza de enmendarse. Los Stos Padres indican la siguiente
regularidad: antes de la caída en pecado, el demonio inculca al hombre, que
Dios es muy bondadoso y le va a perdonar su "pequeño" pecado; en
cambio, después de la caída, le dice, que su pecado es terrible y que es inútil
luchar con su pasión. Pero hay que saber, que la Gracia de Cristo es fuerte de
sanar hasta los mas empedernidos hábitos pecaminosos. Solo hay que hacer el
esfuerzo, abrir a Dios lo oculto en su alma enferma, y implorar perdón y ayuda.
Los pecados vinculados con la pasión lujuriosa son estos: aceptación
de pensamientos impuros, goce con visiones sensuales, mirar con deseos impuros,
desnudar sin vergüenza su cuerpo a la vista, conducta tentadora y atrevida,
conversaciones inmodestas, anécdotas y chistes sucios, besos sensuales, abrazos
y danzas provocativos, goce con música excitante, espectáculos tentadores,
fotos pornográficas, lujuria de mano, lujuria, adulterio, depravación,
deferentes desviaciones sexuales, homosexualismo. Este ultimo pecado es muy repelente
y pesado.
Aquí hay que hacer recordar, que pecan no solo los que caen en la tentación,
sino mas todavía, los tentadores. Por eso las doncellas y las mujeres deben
portarse modestamente y con recato: no desnudar su cuerpo ante los extraños y
no portarse en forma atrevida.
"Ay de aquel hombre por quien viene el
tropiezo!" — dice el Señor (Mat. 18:7).
La cruz de abstinencia.
Cada ser humano tiene su cruz, llevando la cual, va hacia el Reino
Celestial. La cruz incluye diferentes sufrimientos, que proceden de la
distorsión de nuestro ser, proveniente del "pecado original." Nadie
puede evitar sufrimientos a causa del sexo, pero puede y debe dirigirlos hacia
el bien y provecho. Hasta en la mejor organizada familia, es necesario regular
y frenar las desordenadas atracciones sexuales.
Los sufrimientos a causa de falta de satisfacción en las exigencias sexuales
tienen su mayor manifestación en los casos de soltería forzosa, es decir,
cuando no resulta el deseo de formar una familia. El varón, al recibir rechazo,
tiene al menos la ventaja de poder buscar otra candidata para el matrimonio.
Las doncellas, no pudiendo proponerse ellas mismas como esposas, les falta esta
alternativa. A menuda quedan solteras, ó porque él que le gusta, no esta
interesado por ella y viceversa, o por alguna otra causa.
La soltería, que proviene del deseo de perfeccionamiento moral, es como una
escalera que lleva a un rango mas elevado. La sublimación de la energía sexual,
que se acumula en el cuerpo, es difícil, pero realizable en el camino hacia lo
alto. Aquí se produce la "transfiguración del eros" cuando la cruz de
oposición al llamado sexual se trasforma en la lucha con el "hombre
vetusto" en si mismo. Toda la dinámica es vinculada aquí con la
libre
aspiración hacia lo alto, lo que atrae la energía espiritual proveniente de
Dios.
Pero la virginidad obligada, que no encuentra apoyo en el alma, crearía
nuevos sufrimientos — no debilita la presión del sexo, pero todavía la aumenta,
porque el alma tiene sed de la cercanía intima, y padece, ante su ausencia.
Esta soltería obligada no plantearía un nuevo enfoque sobre la convivencia
fuera del matrimonio? No justificaría las uniones casuales?
Pero no hay que perder de visa, que solo en la vida matrimonial, la
satisfacción de necesidades sexuales no introduce nada falso, ninguna
desarmonía. En cambio, todas las relaciones fuera del matrimonio,
inexorablemente incluyen la mentira y destruyen la salud espiritual del ser
humano.
El sexo es la fuente de la
fuerza creadora del ser humano. Como función corpóreo-espiritual, no es igual a
la sexualidad. La
abstinencia sexual no mata a la energía sexual, sino la transmuta en mas altas
formas espirituales. Pero la abstinencia (voluntaria u obligada), presupone
esfuerzos espirituales, que, a su vez se tornan fuentes de nuevas fuerzas,
produciendo la floración de creatividad en el hombre. Es por eso que en la
virginidad se abre el camino hacia el perfeccionamiento espiritual.
Cierta escisión del instinto sexual, que lleva a la formación separada de la
sexualidad y el sentimiento de eros (sed de amor), es completamente normal
durante el periodo de maduración sexual. Pero a causa de lo pecaminoso de
nuestra naturaleza, a menudo, se trasforma en la fuente de un conflicto
interno, que es muy difícil de solucionar sin una dirección espiritual
correcta.
Durante los años juveniles, el sexo hierve y atormenta el alma, una vez
poniendo con fuerza al primer plano lo sexual, ó retirándose en un eros
desinteresado y romántico. Esta juvenil falta de equilibrio en el ramo del sexo
martirizan el alma. Pero es importante saber que los "errores de la
juventud" son corregibles, si son lavados con las lagrimas del
arrepentimiento.
El sexo puede ser causa de enfermedades corporales y del alma, fuente de
tragedias de la vida. Pero
la virginidad voluntaria puede hacerse fuente de alegrías elevadas, puede abrir
al alma la posibilidad de florecimiento y hacerle ver sus fuerzas — el inicio
de salvación y transfiguración creativa.
El siglo nuestro pone al primer plano el problema sexual de manera tal, que
lo que siempre fue considerado necesario de "ocultar," ahora
desvergonzadamente se desnuda. Se habla de lo intimo abiertamente, con todos
los detalles, — hasta se cuenta a los niños, usando libremente palabras como:
sexo, preservativo, orgasmo, ets. El termino popular "el amor libre"
significa no el amor, sino fornicación. La humanidad, tratando de solucionar
los problemas del sexo y amor fuera de la enseñanza cristiana, comete errores
incorregibles. Junto con la vulgarización de las relaciones intimas, aumentan
el mal y la
depravación. Se destruyen las familias y esto, a su vez esta
llevando a desintegración de la sociedad.
La Iglesia enseña que el camino de virginidad y soltería — por un lado, y el
camino de vida familiar — por otro, sirven a nuestra salvación, ambas dan
espacio a las fuerzas creadoras que poseemos. Solo hay que mantener firmemente
el timón y dirigir el bote de nuestra vida hacia Dios. Lo esencial es entender
la verdad, y la inexorabilidad para cada hombre de su cruz en la vida.
Llevando con paciencia su cruz — sea en al camino de soltería ó vida
familiar — el hombre
crece moralmente y en esto consiste el meta
principal de nuestra vida temporal.
Folleto Misionero # S
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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)