BIOGRAFÍAS

Juan Calvino



Juan Calvino nació en Noyon, Picardía, a unos 10 0 km al norte de París, Francia; era hijo de Gérard Cauvin y Jeanne Lefranc. Fue excelente en sus estudios y profundamente lleno de fe desde su juventud.



Sus primeros estudios estuvieron destinados a la carrera eclesiástica. Así es que recibió formación inicial en el College de la Marche y en el College de Montaigne (Allí estudiaron Erasmo e Ignacio de Loyola).



El padre de Calvino era abogado y en 1523 envía a su hijo, que por entonces tenía 14 años, a la Universidad de París a estudiar Humanidades y Derecho. A instancias de su padre, que pretendía que Juan Calvino siguiera el camino de las leyes, se enroló en las universidades de Orleáns y Bourgues. En 1532, se doctora en Derecho en Orléans.



Durante su paso por los claustros universitarios tomó contacto con las ideas humanistas y reformadas. En abril de 1532, cuando contaba 22 años de edad, publicó un comentario sobre el De Clementia de Séneca, trabajo que puso en evidencia sus dotes como pensador. No está claro, del todo, el momento en que Calvino se convierte al protestantismo.



No se sabe con certeza cuándo ni cómo fue su conversión, pero sí sabemos que el primero de noviembre de 1533 que nos muestra que se había operado un cambio drástico en sus convicciones sobre Dios. Con poco más de veinte años se convirtió al protestantismo, al adoptar los puntos de vista de Lutero: negación de la autoridad de la Iglesia de Roma, importancia primordial de la Biblia y doctrina de la salvación a través de la fe y no de las obras.



El rector de la Universidad de la Sorbona en París, Nicolás Cop el amigo de Calvino, pronunció un discurso en ocasión de la apertura del año académico; pero más que un discurso, fue un sermón que mostraba una clara influencia tanto de Erasmo como Lutero.



En este sermón, Nicolás Cop defendió la doctrina de la justificación por los méritos de Cristo, a la vez que protestó contra los ataques y persecuciones de que eran objeto los que disentían de la Iglesia de Roma: “Herejes, seductores, impostores malditos, así tienen la costumbre el mundo y los malvados de llamar a aquellos que pura y simplemente se esfuerzan en insinuar el evangelio en el alma de los fieles”. Y luego añadió: “Ojalá podáis, en ese periodo infeliz, traer la paz a la Iglesia más bien con la palabra que con la espada”.



El discurso cayó como una bomba en la univesidad y en otros sectores, a tal punto que el Parlamento inició un proceso contra él. Por otra parte, comenzó a correr el rumor de que la mano de Calvino estaba detrás de la redacción del discurso. “Si Calvino no escribió el discurso, por lo menos lo influyó en tono y contenido, que era profundamente protestante”.



Un mes más tarde, cuando Nicolás Cop se dirigía al Parlamento para responder el sumario que se había preparado en su contra, un amigo diputado le envió una nota advirtiéndole que debía escapar por su vida, pues el Parlamento estaba siendo presionado por la corona para que fuese condenado. Es así como Calvino y Nicolás Cop deciden escapar de París.



Con poco más de 20 años adoptó los puntos de vista de Lutero: negación de la autoridad de la iglesia de Roma por derecho divino, negando la sucesión apostólica desde el apóstol Pedro, y dando primordial importancia de la Biblia como única regla de fe y conducta (“Sola fides, sola Scriptura”), destacando la doctrina de la justificación del hombre por medio de la gracia.



Ante la proximidad de su muerte, Calvino redactó su testamento, diciendo: «Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en esta fe que Dios me ha dado por medio de Su Evangelio, y que no dependo de nada más para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí. De todo corazón abrazo Su misericordia, por medio de la cual todos mis pecados quedan cubiertos, por causa de Cristo, y por causa de Su muerte y padecimientos. Según la medida de la gracia que me ha sido dada, he enseñado esta Palabra pura y sencilla, mediante sermones, acciones y exposiciones de esta Escritura. En todas mis batallas con los enemigos de la verdad no he empleado sofismas, sino que he luchado la buena batalla de manera frontal y directa.»



Calvino mantuvo su salario de cien coronas y rehusó aceptar más. Después de vivir 55 años, sólo dejó 300 coronas a sus herederos, incluyendo el valor de su biblioteca, que se vendió a gran precio.

Cuando Calvino abandonó Estrasburgo para volverse a Ginebra, quisieron darle los privilegios de ciudadano libre de su ciudad y el salario de un prebendado, que le había sido asignado. Aceptó lo primero, pero rehusó rotundamente lo segundo. Llevó consigo a uno de sus hermanos a Ginebra, pero jamás se esforzó porque se le diera un puesto honorífico, como hubiera hecho cualquiera que poseyera su posición. Desde luego, se cuidó de la honra de la familia de su hermano, consiguiéndole la libertad de una mujer adúltera y licencia para que pudiera volverse a casar. Pero incluso sus enemigos cuentan que le hizo aprender el oficio de encuadernador de libros, en lo que trabajó luego toda su vida…



Juan Calvino (10 de julio de 1509 – 27 de mayo de 1564), bautizado con el nombre de Jean Cauvin, latinizado como Calvinus, fue un teólogo francés, considerado uno de los padres de la Reforma Protestante. Más tarde, las doctrinas fundamentales de posteriores reformadores se identificarían con él, llamando a estas doctrinas “Calvinismo”. Particularmente los “5 puntos del calvinismo” surgen como contraposición a las doctrinas de Jacobo Arminio.



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John Wesley.


Nació en la rectoría de Epworth, Lincolnshire, el 17 de junio de 1703, decimoquinto hijo del clérigo Samuel Wesley y su madre se llamaba Susana, quienes tuvieron diecinueves. A la edad de 5 años escapa de un incendio que se produce en casa de padre y en donde de igual forma Hetty su hermana se salva de morir quedaba al caer escombros de llamas sobre su cama. En una de sus publicaciones posteriores el propio John aparece el relato al pie del mismo donde se veía la ilustración de una casa ardiendo y junto a ella la siguiente inscripción: ” No es éste un tizón arrebatado del incendio” Zacarías 3:2. Desde muy pequeño en el hogar se Samuel Wesley y su esposa, aprendieron el valor que tiene la observación fiel de los cultos.
Desues del espectacular salvamento de Juan del incendio, su madre, profundamente convencida de que Dios tenía grandes planes para su hijo, resolvió firmemente educarlo para servir y ser útil en la obra de Cristo. La familia del pastor Samuel Wesley era muy pobre, pero mediante la influencia del Duque de Duckingham, consiguieron un lugar para Juan en la escuela de Londres. Estudió en el colegio Charterhouse y en Christ Church, Universidad de Oxford. En 1725 se ordenó diácono y tres años después pasó a formar parte del clero de la Iglesia de Inglaterra. Fue coadjutor de su padre hasta que en 1729 se trasladó a Oxford como miembro de la junta directora del Lincoln College; comenzo a reconocer que el corazón es la fuente de la religión verdadera y reservaba dos horas cada día para quedarse a solas con Dios, se exforzaba para levantarse diariamente a las cuatro de la mañana. Allí fundó con su hermano Charles el Holy Club, en el que ingresó también George Whitefield, futuro fundador del metodismo calvinista. Los miembros del club debían cumplir con rigor y método los preceptos y prácticas religiosas, entre ellas visitar prisiones y confortar a los enfermos, por lo que sus compañeros de universidad los llamaron ‘metodistas’ de una forma irónica.
En 1735 viajó a Estados Unidos como misionero anglicano en donde permanecio cerca de dos años. En el barco a Savannah, Georgia, conoció a unos alemanes de Moravia cuya sencilla devoción evangélica le impresionó. Durante su estancia en Georgia siguió tratándolos y tradujo algunos de sus himnos al inglés. Excepto por esta relación, su experiencia americana fue un fracaso. Su ritmo de vida era levantarse a las cuatro de la mañana y se acostaba después de las nueve. Las tres primeras horas del día las dedicaba a la oración y al estudio de las Escrituras.
En 1738 volvió a Inglaterra y el 24 de mayo, mientras esperaba un encuentro con los moravos en la calle Aldersgate, en Londres, experimentó un despertar religioso que le convenció de que cualquier persona podía alcanzar la salvación sólo con tener fe en Jesucristo.
En marzo de 1739, George Whitefield, entonces famoso predicador en Bristol, lo llamó para que unieran sus esfuerzos. A pesar de su rechazo inicial a predicar fuera de las iglesias, la entusiasta reacción de la audiencia tras el sermón que pronunció el 2 de abril al aire libre lo convenció de que era la forma más efectiva de llegar a las masas. En cualquier caso, pocos púlpitos estarían abiertos para él, pues la Iglesia anglicana no aprobaba el evangelismo.
Desde el mismo comienzo de su carrera evangélica, Wesley convocó enormes muchedumbres. Su éxito se explica, en parte, debido a que en aquel momento Inglaterra estaba preparada para su doctrina, pues la Iglesia anglicana era incapaz de ofrecer la clase de fe personal que la gente ansiaba. El énfasis de Wesley en la religión personal y su seguridad de que todos eran aceptados como hijos de Dios tuvo una tremenda repercusión popular.
El 1 de mayo de 1739 Wesley y un grupo de sus seguidores se reunieron en Londres en un local de la calle West para crear la primera congregación metodista. Dos organizaciones similares se fundaron en Bristol ese mismo mes. A finales de 1739 la sociedad londinense empezó a congregarse en un edificio llamado The Foundry (La Fundición) que durante muchos años fue el cuartel general del metodismo.
Al crecer el movimiento metodista se hizo acuciante la necesidad de una organización más sólida. En 1742 las sociedades estaban divididas en grupos dirigidos por un líder, lo que contribuyó en gran medida al éxito del movimiento; estos líderes, muchos de los cuales fueron designados por Wesley como predicadores laicos, tuvieron gran importancia. En 1744 convocó la primera conferencia de líderes metodistas, que desde entonces se celebraron cada año.
En 1751, a los 48 años, se casó con Mary Vazeille, una viuda con cuatro hijos, pero el matrimonio fue un fracaso y ella lo abandonó. Wesley no tuvo descendencia.
Organizador y predicador infatigable, viajó cerca de 8.000 kilómetros al año pronunciando cuatro o cinco sermones al día sin dejar de fundar nuevas congregaciones.
En 1740 se separó de los moravos por desacuerdos doctrinales y rechazó la doctrina calvinista de la predestinación, rompiendo así con Whitefield. También se deshizo de muchos principios de la Iglesia anglicana, como el de la sucesión apostólica (el mantenimiento de una misma línea de sucesión episcopal iniciada con san Pedro), y, aunque nunca expresó intención alguna de establecer el movimiento como una nueva iglesia, sus actividades hicieron inevitable la separación. En 1784 publicó una declaración en la que se establecían las normas y las reglas que debían servir de guía a las congregaciones metodistas y encargó a su ayudante, Thomas Coke, un clérigo anglicano, la organización metodista en Estados Unidos, otorgándole poderes para administrar los sacramentos. Aunque la separación con la Iglesia anglicana no se produjo hasta después de su muerte, estas ordenaciones implicaban un paso decisivo hacia la ruptura.
Wesley se preocupó por el bienestar intelectual, económico y físico de las masas. También escribió sobre diversos temas históricos y religiosos y vendió sus libros muy baratos para que hasta los pobres pudieran comprarlos, contribuyendo así a fomentar los hábitos de lectura del público en general. Además de fundar dispensarios médicos, ayudó a los que tenían deudas y a los que querían establecer un negocio. Se opuso a la esclavitud y se interesó por diversos movimientos de reforma social. Su influencia en el pueblo inglés fue tal que se cree que el metodismo evitó una revolución en Inglaterra en el siglo XIX.
Wesley reunió 23 colecciones de himnos, editó una revista mensual, tradujo obras del griego, latín y hebreo, y editó con el título de El modelo cristiano, el famoso devocionario medieval De Imitatione Christi (La imitación de Cristo), atribuido al eclesiástico alemán Tomás de Kempis. Su Diario (1735-1790) destaca por la exposición franca de su evolución espiritual.
Durante los últimos años de su vida fue un hombre muy admirado; en esta época la hostilidad de la Iglesia anglicana hacia el metodismo desapareció en la práctica. Un pastor en ese tiempo, predicaba un promedio de cien veces por año, pero el promedio de Juan Wesley fue de 780 veces por año durante 54 años; Juan no solo excedia en predicaciones a sus consiervos sino que además iba de casa en casa exhortando y consolando a los creyentes cuyo promedio era de 7 kilometros por año para llegar a los lugares donde tenía que predicar. Tenia caracteristicas fisicas cuya altura no sobrepasaba un metro sesenta y seis centimetros y su peso era de menos de 70 kilogramos. Murió el 2 de marzo de 1791, cuando casi iba a cumplir los 88 años, dio fin a su carrera terrestre, durante toda la noche no ceso de pronunicar palabras de adoración y alabanzas, a las 10 de la mañana mientras los creyentes rodeaban el lecho orando el dijo “Adiís”; fue enterrado en el cementerio de City Road Chapel, en Londres. En la abadía de Westminster hay una placa con su nombre, se calcula que diez mil personas desfilaron antes frente a su ataúd para ver el rostro que tenía una sonrisa celestial.



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Martín Lutero

Martín Lutero Escribanos Desde Aquí...Martín Lutero nació en Eisleben el 10 de noviembre de 1483, descendiente de campesinos, hecho en el que siempre insistió. Su padre, Hans Lutero, trabajó en las minas de cobre de Mansfeld. Recibió una sólida educación en Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach. En 1501, a los 17 años de edad, ingresó en la Universidad de Erfurt, donde se licenció en 1502 y doctoró en 1505. Después quiso estudiar Derecho, como su padre deseaba, pero en el verano de 1505 abandonó de pronto sus estudios, e ingresó en el monasterio de los agustinos de Erfurt, decisión que sorprendió a sus amigos y consternó a sus padres. En el otoño de 1506 profesó como monje y un año después se ordenó sacerdote.

Con el propósito de estudiar teología para ocupar una cátedra en una de las muchas universidades alemanas regidas por los monjes, su amigo y consejero Johann von Staupitz, vicario general de los agustinos, le asignó en 1508 un curso introductorio de filosofía moral en la nueva Universidad de Wittenberg (fundada en 1502). En 1509 se licenció en teología y volvió a Erfurt, donde impartió clases y estudió (1509-1511). En noviembre de 1510 visitó Roma en representación de siete monasterios agustinos y cumplió los deberes religiosos acostumbrados para un visitante piadoso, pero la mundanidad del clero romano le indignó. Al poco tiempo de reanudar sus deberes en Erfurt, fue enviado a Wittenberg para estudiar el doctorado de teología. En 1512 se doctoró y asumió la cátedra de Teología Bíblica que conservó hasta su muerte.

Lutero fue un predicador, profesor y administrador muy activo. Sus estudios del Nuevo Testamento para preparar sus clases le llevaron a creer que los cristianos se salvan, no por sus propios esfuerzos o méritos, sino por el don de la gracia de Dios, que ellos aceptan por la fe.

El 31 de octubre de 1517 Lutero se convirtió en controvertida figura pública al exponer en el pórtico de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg sus 95 Tesis o proposiciones escritas en latín contra la venta de indulgencias (remisión, mediante un pago, de los castigos temporales impuestos por la comisión de los pecados) para la gran obra de los papas Julio II y León X: la construcción de la basílica de San Pedro en Roma. Al margen de cómo se hicieron públicas sus proposiciones, causaron una gran conmoción y fueron traducidas de inmediato al alemán, logrando una amplísima difusión. Lutero defendió con energía sus opiniones en debates universitarios públicos en Wittenberg y en otras ciudades, provocando una investigación por parte de la Iglesia romana que culminó con la condena de sus enseñanzas (15 de junio de 1520) y con su excomunión (1 de enero de 1521) por el papa León X.

En abril de 1521 fue convocado ante el emperador Carlos V en la Dieta de Worms y se le pidió que se retractase ante las autoridades seculares y eclesiásticas allí reunidas. Se negó, asegurando que para hacerlo tendrían que refutar sus teorías con las Escrituras y la razón y que no es conveniente ir contra la conciencia. El emperador condenó a Lutero, pero el elector de Sajonia, Federico el Sabio, lo recluyó en su castillo de Wartburg, donde Lutero emprendió su traducción del Nuevo Testamento del original griego al alemán, una contribución fundamental al desarrollo de la lengua alemana. Los desórdenes provocados en Wittenberg por sus seguidores más extremistas le obligaron a volver a la ciudad, en marzo de 1521, para restablecer la paz por medio de numerosos sermones.

Lutero no fue un Teólogo a la usanza clásica, pero la sutilidad y complejidad de su obra, inspirada en su estudio riguroso del Nuevo Testamento y en el gran teólogo del siglo IV san Agustín de Hipona, ejerció una influencia muy importante; además fue un reformador religioso alemán, iniciador de la Reforma protestante. Figura crucial de la edad moderna en Europa, la influencia del conjunto de sus teorías y doctrinas (que suele ser denominado luteranismo) se extendió, más allá de la religión, a la política, la economía, la educación, la filosofía, el lenguaje, la música y otros espacios de la cultura.

En 1537 la salud de Lutero empezó a deteriorarse. Preocupado por el resurgimiento del Papado y por lo que interpretó como un intento de los judíos de aprovechar la confusión surgida entre los cristianos para reabrir la cuestión del mesianismo de Jesús, se sintió responsable de semejante estado de cosas y escribió una violenta invectiva contra los judíos y otra contra el Papado y la facción más radical de los reformadores, los anabaptistas. En 1546 se solicitó su mediación en un conflicto surgido entre los dos condes que gobernaban en Mansfeld. Viejo y enfermo, acudió, resolvió el litigio y murió el 18 de febrero de 1546 en Eisleben.


George Whitefield’
Nació en Gloucester en el año de 1714 en un taberna de bebidas alcoholicas y antes de cumplir 3 años su padre felleció. Su madre se caso nuevamente. En la pensión de su madre él hacia la limpieza de los cuartos, lavaba la ropa y vendia bebidas en el bar. Por extraño que aparezca, a pesar de no ser aún salvo, Jorge se interesaba grandemente en la lectura de las Escrituras, leyendo la Biblia hasta altas horas de la noche y preprando sermones. En la Escuela se le conocia como orador, su elocuencia era natural y espontánea.

Estudió en Pembroke College, Universidad de Oxford, donde se costeo sus propios estudios, sirendo como mesero en un hotel. Durante sus días de estudiante universitario conoció a John y Charles Wesley e ingresó en el Holy Club cuyos miembros eran metodistas. En 1736 fue ordenado diácono de la Iglesia anglicana y dos años después acompañó como misionero a los hermanos Wesley a Savannah, Georgia, en Estados Unidos. Al poco tiempo volvió a Inglaterra y se ordenó sacerdote, pero le fueron vedados muchos púlpitos de la Iglesia anglicana por su forma poco convencional de predicar y dirigir los oficios. Comenzó entonces su predicación al aire libre y atrajo con su elocuencia enormes muchedumbres. En 1739 volvió a América y participó con el clérigo congregacionalista estadounidense Jonathan Edwards en la fundación del movimiento evangelista que más tarde pasó a llamarse Gran Despertar.

En 1741 siguió predicando en Inglaterra, y extendió su trabajo evangélico a Escocia y Gales. En 1741 rompió con John Wesley por sus diferencias respecto a la predestinación aunque siguieron siendo amigos. Tras esta ruptura fue reconocido como cabeza de los metodistas calvinistas.

Jorge Whitefield predicaba en forma tan vívida que parecía casi sobrenatural, se dice que pronunció más de 18.000 sermones; la forma que contaba sus escenas eran tan naturales que muchos de sus oyentes reaccionaban con expresiones o gestos. Sin embargo, el secreto de la gran cosecha de almas salvas no era su maravillosa voz, ni su gran elocuencia. Tampoco se debía a que la gente tuviese el corazón abierto para recibir el evangelio, porque ése era un tiempo de gran decadencia espiritual entre los creyentes. Tampoco fue porque le faltase oposición; repetidas veces Whitefield predicó en los campos porque las iglesias le habían cerrado las puertas. A veces ni los hoteles querían aceptarlo como huésped. En Basingstoke fue agredido a palos. En Staffordshire le tiraron terrones de tierra. En Moorfield destruyeron la mesa que le servía de púlpito y le arrojaron la basura de la feria. En Evesham las autoridades, antes de su sermón, lo amenazaron con prenderlo si predicaba. En exeter, mientras predicada ante un auditorio de diez mil personas, fue apedreado de tal modo que llegó a pensar que le había llegado su hora y en otro lugar lo apedrearon nuevamente hasta dejarlo cubierto de sangre; verdaderamente llevo en su cuerpo las marcas de Jesús. Pero su gran secreto para obtener esos grandes resultados de almas salvadas fue el amor a Jesús.

En 1744 volvió a las colonias de Norteamericana arrastró a muchedumbres entusiastas. A su regreso a Inglaterra en 1748 se convirtió en capellán de la líder religiosa Selina Hastings, condesa de Huntington, que financió sus actividades evangélicas y le permitió acceder a numerosos miembros de la nobleza británica. A partir de 1751 predicó por toda Gran Bretaña e Irlanda y en América. También encontró tiempo para recopilar un libro de himnos que apareció en 1753.

Atravesó el Atlantico tres veces, visito Escocia catorce veces, fue a Gales varias veces, estuvo en Holanda, paso cuatro meses en Portugal, en las Bermudas gano muchas almas para Cristo.

La extraordinaria influencia que ejerció durante su vida es atribuible sobre todo a su habilidad oratoria. Sus obras reunidas se publicaron después de su muerte (7 volúmenes, 1771-1772). Se le considera como un gran predicador inglés y merecedor del título de principe de los predicadores al aire libre donde predico un promedio de diez veces por semana durante un período de treinta y cuatro años, la mayoria de las veces bajo el techo construido port Dios que es el cielo y fundador de los metodistas calvinistas.

Despues del sermón que predicó en Exeter, fue a Newburyport para pasar ala noche en la casa del pastor. Al subir al dormitorio se dio cuenta en la escalera y con la vela en la mano pronunció un breve mensaje a sus amigos que allí estaban e insistían en que predicase. A las dos de la mañana se despertó, le faltaba la respiración y le dijo a su compañero sus últimas palabras que pronunció en la tierra: “Me estoy muriendo” Muere en el año de 1770 y en su entierro, las campanas de las Iglesias en Newburyport doblaron y las banderas quedaron a media asta. Ministros de todas partes vinieron a sus funerales y millares de personas no consiguieron acercarse a la puerta de la Iglesia debido a la inmensa multitud. Cumpliendo su petición fue enterrado bajo el púlpito de la Iglesia.