jueves, 2 de abril de 2015

Jueves Santo



Celebración de la Eucaristía.
El Jueves Santo, se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, en el transcurso de la Semana Santa cristiana. Es el primer día del Triduo Pascual. En este día la Iglesia  conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el Lavatorio de los Pies de Jesús.
Contenido
Liturgia del Jueves Santo
Leonardo da Vinci, La Última cena.

Lavatorio de pies. Jesús lava los pies de sus discípulos.


En este día, por la mañana, tiene lugar la llamada misa crismal, que es presidida por el obispo y concelebrada por su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se emplearán en la administración de los principales sacramentos. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo. Para esta celebración se invita encarecidamente a los fieles para que reciban el sacramento de la Eucaristía. Es recomendable litúrgicamente y es de práctica común celebrarla en la catedral de cada diócesis.
Los oficios de Semana Santa llegan el Jueves Santo a su máxima relevancia litúrgica. Ese día se inicia el llamado Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la resurrección de Jesucristo.
Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran en un Culto vespertino en la tarde de dicho día en torno a la hora nona (a partir de las tres de la tarde), que es la hora a la que termina el tiempo de Cuaresma. En la celebración, participa junto a los sacerdotes celebrantes, un seglar, que será el que nos irá informando de lo que se va a ir celebrando a lo largo de éstos oficios. Los sacerdotes entran, pero de nuevo con cántos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va ha celebrar uno de los momentos más importantes del año liturgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor. Los cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristia. El color de ésta celebración es el blanco sustituyendo al morado cuaresmal. Dentro de los oficios del día, adquiere un destacado simbolismo el lavatorio de pies que realiza el sacerdote y en el que recuerda el gesto que realizara Jesús antes de la Última Cena con sus apóstoles, que se realiza antes del ofertorio. En ésta celebración se canta de nuevo el "Gloria" a la vez que tocan las campanas, y cuando éste termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Noche Santa. La celebración se realiza en un ambiente festivo y con una gran solemnidad y en parte también de alegria pero también de tristeza por lo que ocurrirá a partir de esa misma tarde de Jueves Santo. Una vez se ha repartido la Comunión, el Santísimo Sacramento se traslada del Sagrario en procesión por el interior de la iglesia, al llamado "Altar de la reserva", un altar efímero que se coloca ex-profeso para esta celebración, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía, quedando el Sagrario abierto. Automaticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios finalizan de un modo tajante, ya que el sacerdote no imparte la bendición, pues la celebración continuará al día siguiente y es el seglar el que nos informa de que la celebración a terminado y se nos invita a celebrar al día siguiente la muerte del Señor. Igualmente, el altar es despojado de todo tipo de ornato quedando lo más sobrio posible.
El lavatorio queda reflejado también en el Evangelio del día:
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
―Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó:
―Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
―No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
―Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
―Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo:
―Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo «No todos estáis limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
―¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.
Juan 13, 1-15
Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo, celebrándose la llamada "Hora Santa", quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva recuerda el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes de los oficios piden que velen y oren con él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní.
Desde hace unos años, la Iglesia Católica conmemora el Jueves Santo, el llamado Día del Amor Fraterno. Esto no lo hacen los Pentecostales.
Historia
El Jueves Santo Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo.
La fecha del Jueves Santo
En un calendario que varía cada año para buscar la coincidencia de la Semana Santa con la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera.

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