viernes, 6 de abril de 2012

CAPÍTULO 5 EL MATRIMONIO Y EL SEXO

El sexo debiera ser visto como algo normal y sano dentro del matrimonio. No
es algo sucio y mundano. Dios lo creó y es seguro que tenía propósitos buenos
y saludables en hacerlo. Este estudio abarcará una investigación de términos y
casos bíblicos, unos factores de confusión sobre el sexo con perspectivas
antiguas y modernas, elementos esenciales de un criterio cristiano sobre el sexo
dentro del matrimonio y la planificación familiar.

EL SEXO EN LA BIBLIA

En la creación Dios hizo al hombre y luego a la mujer, tomando del hombre una
costilla y así formando algo del hombre para el hombre. Es importante notar
que Dios, al terminar toda la creación culminando con el hombre, dijo: “Es
bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Obviamente Dios se complació con
todo lo que vio en éste, el hombre, la máxima expresión de su creatividad; esto
incluyó la sexualidad del hombre y de la mujer. Además, Génesis 1:27 dice
que el hombre y la mujer fueron creados a la imagen de Dios. Lo que hay en
ellos es un reflejo del mismo creador; eso es que ellos son creados también. Así
la procreación es una extensión del plan de Dios.

No debemos concluir que Adán y Eva eran totalmente inocentes (o ignorantes
del sexo) en el huerto de Edén antes de la caída en pecado. Debemos tomar en
serio lo que Dios les mandó hacer en Génesis 2:24, 25: “El hombre... se
unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Aun en el enlace matrimonial, que
seguramente involucraba el trato sexual, “no se avergonzaban”. Recordemos
que la primera función y propósito del matrimonio es el compañerismo. La
mujer le fue dada al hombre para que no estuviera solo y para ser ayuda
idónea, o sea su compañera. (Génesis 2:18.)

Hay que entender bien lo que quiere decir “una sola carne”. La idea de carne
ha sido tradicionalmente interpretada como algo que implica pecado. En Génesis 2:24 encontramos la palabra basar que significa el cuerpo humano. También puede ser la totalidad de la persona. (Véase Salmo16:9.) En el Nuevo Testamento la palabra usada para la carne en esta frase, “una sola carne”, es sarx. (Véanse Mateo 19:5, 6; Marcos 10:8; Efesios 5:31.) Aunque sarx es usado para expresar lujuria (deseos de la
carne, Romanos 13:14) y la debilidad y pecaminosidad del hombre (1Corintios 3:1, 3), también puede señalar simplemente “el cuerpo”. (2 Corintios 12:7;Filipenses 1:24; Gálatas 4:13, 14.) La “una sola carne” se debe entender como la unión de dos cuerpos y naturalezas de los dos integrantes del matrimonio. Sarx puede ser pervertido, pero no
automáticamente implica el pecado. Sin embargo, el sarx es designio de lo que
atañe al hombre mientras que está en el cuerpo físico.f44 Concluimos, entonces,
que el propósito de Dios es cumplido en esta unión de una sola carne. A la vez
es preciso entender que esta unión incluye no solamente lo físico, pero que
también abarca la totalidad de las dos personalidades. Por consiguiente es una
unión tanto síquica y espiritual como física. Tiene tal magnitud la unión de “una
carne” porque es la expresión física de la entrega de las dos personas, no
solamente un acto físico. El hebreo entendía bien que el hombre es uno solo; o
sea que no tiene varias partes que funcionan aparte como lo espiritual y lo
físico, sino que cada faceta de su persona y personalidad afecta a las demás.
De modo que el acto sexual no puede ser una simple función biológica. Por eso
Pablo enseña en 1 Corintios 6:16: “¿No sabéis que el que se une con una
ramera, es un cuerpo (soma) con ella? Porque dice: Los dos serán una carne”
(sarx). Lo más alto de su persona (soma; véase la nota No. 1) y lo más natural
y humano (terrenal, sarx) de su persona, se unen con la otra persona en el acto
sexual. La “una sola carne” refleja la mezcla de la totalidad de dos personas y
sus personalidades. Cuando alguien entra en una unión adúltera, Pablo dice que
está pecando contra su propio cuerpo (soma) ( 1 Corintios 6:18), es decir,
está violando su destino verdadero, que es glorificar a Dios ( 1 Corintios
6:20: compare v. 13.)
El propósito de Dios ha sido siempre el matrimonio monógamo.
(Proverbios 5:1-6, 15.) Aunque la poligamia se encuentra con frecuencia
en el Antiguo Testamento, nunca es sancionada por Dios. Más bien, ha sido
una medida humana para traer hijos a una unión. (Por ejemplo, Abram y Agar,

Génesis 16:1-4.) Muchas veces esto produjo resultados infelices, como en
el caso de Ismael y el de los hijos de David.
Ahora bien, la unidad física que se goza en el matrimonio monógamo es algo
exaltado en las Escrituras. Hay una felicidad sexual presentada en Proverbios 5:15-19;
Eclesiastés 9:7, 9 y en todo el Cantar de los Cantares, especialmente 6:6-12. Aquí se nota cierto erotismo, pero siempre en el contexto matrimonial. Los consejos de Proverbios capítulo 5 contra la fornicación no dejan duda de la confusión que esto trae a la vida de sus participantes. Por el otro lado, resaltan la hermosura y lo deleitoso de la entrega sexual entre la pareja en matrimonio. Este erotismo no es indiscriminado ni una
sensualidad despersonalizada, sino es la expresión amante y corpórea del afecto de uno hacia otro... Se trata de una relación entre dos seres que se han descubierto, y se han abierto mutuamente el uno al otro y ahora profundizan en su recíproco
conocimiento y comunicación. Alguien lo ha expresado así: Un Yo que trasciende a sí mismo para llegar a un Tú, con el que crea una sola carne.
José Grau acierta que eros no busca (como la sensualidad) el “deleite
meramente personal o pasajero sino el establecimiento de un vínculo gozoso
entre dos que se aman.” Agape, el amor desinteresado, es el que puede
salvar a eros de cualquier perversión por iluminarlo y transformarlo para dar al
amor humano su verdadera dimensión querida por Dios. Cristo es el ejemplo
máximo de ágape, de entrega total para salvar la iglesia, y como tal sirve de
perfecto modelo para el esposo en la entrega a su esposa. ( Efesios 5:25-33.) El eros nunca es suficiente para sostener el matrimonio como el agape, pero no ha de ser nunca dejado a un lado (1 Corintios 7:2-5;1Tesalonicenses 4:3-8), sino entendido y experimentado plenamente con la confianza de que es parte del plan de Dios en formar una sola carne entre los esposos.

ELEMENTOS DE CONFUSIÓN RESPECTO AL SEXO
Actualmente hay una tremenda confusión en cuanto al sexo. Este estado
caótico tiene raíces que se extienden hasta la antigüedad, pero también hay
influencias modernas que han contribuido.
1. De la Iglesia Primitiva: El Matrimonio Sacramental
La confusión comienza con la interpretación que algunos han dado al celibato
en el Nuevo Testamento. Jesús mismo lo practicaba y reconoció que no fue
algo para ser ejercido por todos. (Mateo 19:11, 12.) Pablo apoyó el
celibato como un estado de mayor utilidad para las cosas del Señor, pero
nunca lo destacó como algo de superior santidad sobre el matrimonio. (1Corintios 7:28, 32, 36-38.) Pablo fue especialmente influenciado en su opinión
por su firme convicción de que Cristo pronto regresaría a la tierra y que el
tiempo era muy breve. (1 Corintios 7:26, 29.) Por lo tanto, aconsejaba a
los cristianos que se dedicaran a la obra con la menor cantidad de
impedimentos. (1 Corintios 7:35.) Para poder resistir, o mejor decir, no
necesitar el trato matrimonial, Pablo reconocía la necesidad del don de
continencia. (1 Corintios 7:7-9.)

Los padres de la iglesia interpretaron, en un sentido general, que el celibato era
superior al matrimonio. Tertuliano (c. 200 d. de J.C.) razonaba que debido a la
persecución, aquellos que tenían el menor número de impedimentos y
relaciones en el mundo tendrían más posibilidades de sobrevivir. El pensaba
que los cristianos, como los soldados, podían entrar mejor en campaña si no
tenían familias. Además, antes de Constantino y la popularidad de la iglesia
(325 d. de J.C.), sufrir el martirio u otro aspecto de abnegación fue algo de
mayor mérito. Después de Constantino, el celibato fue exaltado aún más por el
movimiento monástico. En este último caso, el sentido del movimiento fue en
contra de la carne en todas sus formas, aun rechazaba la relación con los
padres. Jerónimo decía que uno debía pisotear a su propio padre si se postraba
en la entrada de la casa para persuadirle a no salir para entrar en la vida del
monasterio. Decía: “Con ojos secos vuele a la bandera de la cruz. En tales
casos la crueldad es el único afecto verdadero.”f49 Por cierto, fueron
menospreciadas también las mujeres y el matrimonio por esta forma dualista f50
de interpretar la vida.
Fue Agustín quien llevó a un punto muy elevado el concepto del matrimonio
como un sacramento. El declaraba que la procreación en el matrimonio es algo
instituido por Dios no para llenar la tierra sino para llenar el número de los
elegidos a la salvación. Sostuvo que el acto sexual no es malo en sí pero que
siempre es acompañado por la pasión humana, y que la pasión es mala. El
decía que si fuera posible tener niños de otra manera, deberíamos rehusar
participar en el sexo. Puesto que esto no era una posibilidad, debíamos aceptar
el sexo, lamentándolo todo el tiempo. El acto sexual entonces trae pecado a la
vida, razonó, pero este pecado es venial, no mortal, si se comete dentro del
matrimonio, porque el matrimonio es un sacramento. El estado sacramental
también cubre el pecado de participar en el sexo con el fin de satisfacerse en
vez de participar en la procreación. De este modo la virginidad y el celibato
fueron exaltados sobre el matrimonio porque eran estados de mayor pureza y, por tanto, de mayor santidad. Parte de este criterio fue también la aplicación de
este principio en la elevación a un plano moral más alto a los que se separaron
de todo lo carnal, específicamente el clero.
2. De la Edad Media: El Amor Romántico
Hasta el siglo XII el matrimonio se vio como un sacramento permanente,
primordialmente para procreación, sin romance y por debajo de la virginidad.
Durante el Renacimiento surgió el concepto del amor de los cortesanos que
exaltó a la mujer al punto de ser adorada. También el amor ennoblecía a los
contrayentes pero, por el otro lado, el amor era siempre una cosa de
incertidumbre, es decir, que se buscaba en solicitud, ansiedad y vehemencia de
pasión. Este amor ferviente y apasionado fue considerado imposible en el
matrimonio porque en el matrimonio el amor se da por sentado.
Las condiciones del amor romántico se realizaron mejor cuando el amante trataba
de conquistar a una mujer casada porque hacía de la experiencia algo para
gozar sólo en secreto y como una aventura. Así el amor cortesano llegó a ser el
culto del adulterio. Bainton señala que los orígenes de esta interpretación de la
actividad sexual son desconocidos. Sin embargo, hay varias teorías en cuanto a
su oriGénesis El lado que enfatiza la adoración y exaltación mística de la mujer
quizá viene del culto a la virgen que había llegado a ser un fanatismo en la edad
media. El lado físico bien puede haber venido de la influencia de los árabes en
España. Debe recordarse que los conquistadores españoles que llegaron a
América Latina proyectaron este concepto romántico del amor a la cultura que
formaron. Es la base de mucho de lo que se entiende por el machismo que
todavía tiene su popularidad. En cuanto al resultado del machismo en el
concepto del sexo, la mujer es idolatrada como un objeto del placer del
hombre, y muchos niños han sido criados sin el compañerismo ni modelo moral
de un padre.
3. De la Reforma: El Matrimonio Secularizado
La Reforma en Alemania y en Suiza exaltó el matrimonio otra vez sobre el
celibato. Lutero interpretó que el acto de coito en el matrimonio no es más
pecaminoso que cualquier otra actividad del hombre. Vio el matrimonio como
el medio dado por Dios para controlar el impulso sexual que es natural. Pensó
que el casado puede controlarse mejor que el monje que no tiene el don de
continencia. La interpretación de Lutero y Calvino fue la de que el matrimonio
es sagrado pero no es sacramento. Es sagrado porque pertenece al orden de la creación no al de la redención. Como tal, razonó Lutero, el matrimonio debe
ser algo administrado por el estado. Lutero creyó que el ministro de la iglesia
podría participar en la ceremonia, pero que en realidad estaba funcionando
como un oficial secular, representando al estado. El llegó a esta conclusión por
su concepto de que el cristiano tiene que vivir en dos mundos, el espiritual y el
secular, siendo fiel a Dios en ambas esferas. Los reformadores reaccionaron
fuertemente contra la concupiscencia de muchos sacerdotes y dirigentes
católicos de su época. Desgraciadamente, a la Reforma no le fue permitida
tener ninguna entrada en España, de donde los colonizadores llegaron a las
Américas. En un sentido general la reforma salvó el matrimonio para los
cristianos para que lo vieran como algo legítimo y sano para ellos y no como un
estado inferior al del clero. Sin embargo, el proceso de la secularización
después fue llevado a un extremo tal que ni la iglesia ni la Biblia mantienen
mucha influencia sobre la marcha del matrimonio ni del hogar en estos días
presentes.
4. De la Época Moderna: La Nueva Moralidad
Bainton explica que la era moderna ha enfatizado el compañerismo y la
igualdad entre los esposos. Quizá este movimiento de democratizar al hogar
es un fenómeno experimentado más en América del Norte que en el sur del
continente. Por ahora, lo que se busca en este estudio es comprender algo de
las razones de tanta confusión al respecto del sexo.
Sin duda, en la actualidad, el sexo es mal entendido por la onda de una nueva
moralidad que promueve una secularización y humanización del trato sexual en
todos sus aspectos. Hay la corriente común de la proliferación de pornografía y
de toda clase de lujuria. Las guías de este estilo de vivir son revistas como
Playboy y Penthouse. El gusto del individuo es lo que vale en este sistema. Ira
Reiss justifica este modo de vida, diciendo que la moral es algo privado.
También dice que si las personas se aman, el sexo antes o fuera del matrimonio
está bien con tal de que nadie sea perjudicado. Esto es permisividad con
afecto.Esta interpretación de Reiss es lo que comúnmente se llama la “nueva
moralidad”. Al contrario, es una nueva inmoralidad. Sea cual sea su nombre es
la causa fundamental de la confusión actual concerniente al sexo. Henlee
Barnette expone otras causas de este movimiento de promiscuidad. Hay una
pérdida en la autoridad de la iglesia sobre la moralidad social. Ha sido
popularizado el concepto de romance que glorifica la fornicación y el adulterio especialmente en el cine y las revistas. Los jóvenes se están declarando libres
de la cultura de los padres, quitando toda restricción moral para ser más
“abiertos” para experimentar. Con “la píldora” y otros anticonceptivos
modernos es más fácil evitar el embarazo. La industrialización ha proveído a la
mujer una emancipación del hogar, dándole constantemente contactos sociales
y profesionales con aquellos del sexo opuesto. Se agrega a todo esto la
facilidad de movilizarse en automóvil y la comodidad de los moteles y se ve la
facilidad que una cantidad de personas cada vez mayor tiene de actuar
ilícitamente. La confusión es de tan grandes proporciones que en nuestros días
el sexo es casi deificado, como en el antiguo culto a Venus o Afrodita.
Cuando se levanta la cuestión de la nueva moralidad, es preciso entender que
hay un grupo de comentaristas y teólogos de renombre que han desarrollado
una ética racional que apoya esta interpretación liberal de la moralidad. Son los
sistemas racionales y humanistas de aquellos, como John A. T. Robinson,
Joseph Fletcher y Rudolf Bultmann, los que han planteado literalmente la nueva
moralidad. Su posición eleva al individuo y sus valores personales por encima
de cualquier regla o principio. Ellos afirman que el único principio es el amor
que se espera que todo hombre utilice en sus decisiones. En realidad ponen
gran confianza en que el hombre moderno sea el “nuevo” hombre, libre y
capaz. Estos exponentes enseñan que en cada situación hay que sentir la
responsabilidad para actuar con amor hacia otros. Aun esto es lo que Dios
espera de todo hombre, dicen ellos. La tendencia en la nueva moralidad es
hacer que todo hombre sienta que es un paladín de moral correcta, cuando en
realidad no es capaz de desligarse de su ego y amar verdaderamente con el
agape de Dios. En vez de aclarar el amor para el hombre moderno, lo enredan
más. Es interesante cómo Joseph Fletcher ilustra sus explicaciones del principio
de amor con casos del acto sexual. El fin de su presentación no resulta en más
honra para el matrimonio sino sirve para justificar el adulterio y la fornicación.
5. Resultados de la Confusión sobre el Sexo
Uno de los resultados de la confusión corriente es la distorsión y aun
destrucción de un amor verdadero. Hay una plena desconfianza en muchas
personas que llegan al altar para contraer matrimonio. No debe causar sorpresa
que más adelante esto engendre grandes problemas de celos entre la pareja en
su relación personal. También estas presiones atacan la personalidad,
convirtiendo, especialmente, a la mujer, en un objeto como un juguete o como un pedazo de caña que se chupa y después se tira. Quizá peor, es que la
práctica promiscua hace que el acto sexual no sea más que una función animal,
es satisfacer un apetito igual que el comer. En todo esto, está perdido el gran
concepto original de Dios, en formar de dos personas una sola carne. Hay que
oír otra vez Hebreos 13:4: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho
sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.”

CLAVES DE LA FELICIDAD SEXUAL EN EL MATRIMONIO

Este estudio no tiene el propósito de presentar datos y orientación sexual en el
sentido técnico o médico, sino sólo escudriñar el asunto para destilar unos
principios para la búsqueda de la felicidad en la cohabitación matrimonial. Para
la lectura de materiales afines al punto de vista médico, puede consultarse la
bibliografía al final de esta obra. Esperamos que esta parte del estudio no sea
en nada ofensivo sino que sirva para quitar el velo del viejo tabú de que es
ilícito hablar abiertamente sobre este tema. Ahora, veamos tres claves de
felicidad sexual en el matrimonio.
1. El Sexo Es una Parte de la Comunicación Natural entre los Esposos.
La palabra bíblica para la relación sexual, y específicamente el coito, es
“conocer”. (Génesis 4:1.) Hay un reconocimiento por parte de los hebreos
de que en la relación conyugal uno recibe conocimiento o revelación. El
conocimiento es múltiple. Uno llega a conocerse a sí mismo, ya sea como
hombre o mujer. También los dos se revelan el uno al otro. Es aquí donde se
experimenta la entrega total y donde se expresa el afecto más íntimo del cual
los dos son capaces. Si no se abren o se revelan en este trato, frecuentemente
se crean la sospecha y la ansiedad. Es cierta una cosa, una vez que uno ha
entrado en este conocimiento, la relación no queda igual porque ha pasado de
ser una relación de conocimientos superficiales de sus personas y
personalidades a un nivel mucho más profundo e íntimo.

Además, la comunicación y el trato normal entre la pareja durante el día afectan
la relación sexual. Solo es necesario recordar lo que los roces y conflictos
hacen a la comunicación; se levantan barreras entre los dos. Es necio pensar
que el hombre pueda hacer lo que le da la gana, no ser sensible a la esposa y
no preocuparse de que ella tenga ansiedades o aun cansancio por haber
aguantado a los muchachos todo el día, y esperar que al llegar a la cama haya
una mayor felicidad en el acto sexual. Si hay sensibilidad, preocupación y ternura durante el día, es más factible que ella esté convencida de su amor y
cuidado cuando venga la noche. Así la comunicación se cumple dentro de una
mayor expresión de cariño.
2. La Meta Es Satisfacer el Uno al Otro.
Pablo decía en Efesios 5:28: “...los maridos deben amar a sus mujeres
como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.”
También Pablo aconseja a la pareja que cumpla con el deber conyugal para
evitar las tentaciones del adulterio. (1 Corintios 7:2-5.) La entrega del
cuerpo entre los esposos demuestra el aprecio que tienen de sus cuerpos,
porque una persona sana no hace algo dañino a su propia persona, sino la
sustenta y la cuida. (Efesios 5:29.) La idea funcional aquí es que los dos se
preocupen de cuidar el uno del otro y quieran hacerse felices. Al actuar así
cada uno está mostrando un aprecio por sí mismo. El asunto es que el amor
(agape) busca lo mejor para el objeto que recibe su cariño confiando en que
no se pierde el esfuerzo. También, hacer que el otro sea feliz es una felicidad en
sí. Si ambos compiten para ver cuál puede contentar más al otro, ¡imagínese el
contentamiento que habrá! Es la vieja paradoja de que el que quiere ser el
primero, sea el siervo de otros (Mateo 20:27), porque la gente
naturalmente se preocupa de aquellos que se preocupan por ellos. La verdad
de este principio funciona magníficamente entre los esposos en todas sus
relaciones, no solamente en la sexual.
Es un arte saber satisfacerse mutuamente en el acto sexual. Mace explica que esto:
requerirá tiempo y paciencia. Es un gran error el imaginar que todo lo
que debemos hacer es responder a los rápidos impulsos y todo ira
bien. No somos animales, y como seres humanos debemos aprender a
controlar y dirigir nuestros impulsos físicos para que sirvan a un
propósito, y no frustren los altos fines de la vida humana.

Nunca está fuera de moda que el hombre sea sensible y tierno. El éxito en esta
relación se logra cuando el hombre está viviendo sabiamente con la esposa,
dándole honor como a vaso más frágil. Ella a su vez lo satisface cuando se
sujeta a él. (1 Pedro 3:5-7.)
3. El Factor de Tiempo
Ya se ha mencionado que el acto sexual no es para cuando haya apuros, sino
cuando haya tiempo suficiente para una entrega consciente y adecuada. Por
eso, puede ser efectuado mejor cuando es posible realizar concienzudamente
los primeros dos elementos de cumplir la buena comunicación e intentar
satisfacer el uno al otro. No hay una regla fija sobre la frecuencia del acto.
Nunca debe ser algo forzado. Es mejor esperar si cualquiera de los dos siente
mucho cansancio. La regla sana es esperar hasta cuando los dos tengan la
mayor oportunidad y deseo de entrar en el acto sexual.
También, hay otra clave para la felicidad sexual en cuanto al asunto de tiempo.
La naturaleza del hombre es excitarse rápidamente, mientras la mujer es mucho
más lenta en lo mismo. Se requiere tiempo para excitarla y prepararla para el
acto. Las caricias estimulan y son una expresión de ternura que la mujer
necesita. No es algo en lo cual se debe apresurar. Recordemos que la mujer
normalmente puede gozarse del sexo sólo cuando esté relajada y entra en éste
con plena confianza de que el marido la está ayudando y quiere que ella esté
contenta. Este convencimiento sicológico en la mujer de que su galán es su
principal protector, no se logra con un par de palabras y un poco de maniobras.

La naturaleza de la mujer es de responder más lentamente al acto sexual y
requiere que el hombre no se precipite, durante ni después del acto, porque una
vez que la mujer esté excitada no se relaja rápidamente. El hombre debe seguir
con sus atenciones, caricias, conversación, etc., aun cuando todo el acto en sí
ha terminado felizmente. De otro modo el silencio o el sueño del hombre es
recibido por la mujer como una comunicación brusca, contraría al cariño
cabal.

Estas tres claves para la felicidad sexual sirven de principios para una mayor y
profunda relación entre la pareja. No es el designio de este estudio entrar con
más detalles en esta materia sino sólo tratar de levantar suficientes ideas al
respecto que por un lado se quiten las dudas elementales y por el otro lado se
planteen unos conceptos sanos sobre el trato sexual dentro del matrimonio.

PLANIFICACIÓN FAMILIAR
Para terminar este capítulo, se considera importante aclarar uno de los fines
principales del sexo dentro del matrimonio: engendrar niños. Ha sido lo más
natural para una pareja, desde que Adán y Eva comenzaron el proceso. Dios dijo a aquella primera pareja en forma de una bendición: “Fructificad y
multiplicaos: llenad la tierra, y sojuzgadla...” (Génesis 1:28). Ellos y sus
herederos tomaron en serio la primera parte del mandato de Dios, pero sólo es
en esta segunda mitad del siglo veinte que hemos llegado a presentar atención al
asunto de “sojuzgar” la creación, particularmente con referencia al número de
niños que procreamos.
La planificación familiar, debe ser bien entendida como la decisión responsable
de los esposos para tener solamente el número de niños que quieren y creen
que pueden criar. El doctor José G. Carrero, de San Cristóbal, Venezuela dice:
...no es otra cosa que una intervención médica que tiene el propósito de
dirigir y cuantificar la procreación de los hijos que una pareja puede
tener, cuidar y educar óptimamente.
Todos los niños son dádivas de Dios. (Salmo 127:3-5.)f62 La pareja
cristiana debe considerar la posibilidad de tener cuantos niños cree poder
preparar adecuadamente para una vida cristiana y productiva.

Para realizar una planificación familiar, normalmente hay que practicar el control
de la natalidad. La razón por querer hacer esto son ciertos factores y presiones
sociales y personales. En lo social, la presión más grande viene de la explosión
demográfica. En el mundo actual hemos llegado a la suma de casi cuatro
billones de habitantes. Esto ha traído una creciente presión sobre el espacio
vital y los limitados recursos disponibles. Hay muchas voces levantándose en un
esfuerzo de hacer conciencia en la ciudadanía mundial de la crisis que ya existe.
Es tarea de los cristianos actuar conscientemente a la luz de esta necesidad y
también recordar la seriedad de la segunda parte de Génesis 1:28.

Una razón personal de planificar el tamaño de la familia puede ser la salud de la
madre, especialmente si existe el peligro de perder la vida por estar encinta.
Algunas mujeres sufren grandemente por el proceso del embarazo y sus
cuerpos se debilitan mucho. Es justificable tomar en cuenta su salud. También,
cuando se descubre que hay enfermedades en uno de los cónyuges que pueden
causar que un niño nazca físicamente defectuoso, hay justificación para prevenir
el nacimiento.(Esta situación se puede prevenir mediante análisis de compatibilidad genética durante la relación prenupcial) Otra buena razón, y quizá la más usada, es la de procrear sólo el número de niños que la pareja considera que son capaces moral, espiritual, emocional, y económicamente de criar, educar y guiar. Sin embargo, no es justo evitar tener niños simplemente porque la pareja quiere subir su nivel
económico de vida.

Son siempre de alta importancia los motivos de la pareja en este asunto. No se
puede justificar el evitar la concepción por razones de baja moral. (Véase el
caso de Onán. Génesis 38:8-10.) Pero si guardan los altos motivos de su
amor, tales como el compañerismo, la buena comunicación y la satisfacción
mutua, con el fin de seguir la dirección de Dios, tendrán un sentido de haber
cumplido el deber conyugal (1 Corintios 7:3) y de haber sojuzgado algo de
la creación que es su responsabilidad —la procreación. (Génesis 1:28.)

Para efectuar algún control de la natalidad se necesita el conocimiento de
algunos métodos. La mayoría de los métodos involucra una intervención
médica, con la excepción del método del ritmo (o el natural). En este, la pareja
simplemente calcula el período de los 4 o 5 días cuando ella está ovulando y
evitan la cópula en este tiempo. También pueden medir la temperatura de la
esposa diariamente porque en el momento de la ovulación hay una repentina
subida de la temperatura corporal. Sin embargo, aun con este método, hay
que tomar precauciones extras.

Los otros métodos del control de la natalidad son de índole médico. No hay
ninguno que sea perfecto para todas las parejas. Es aconsejable siempre
consultar a un médico para recibir su prescripción e instrucción sobre el
método que él considera mejor basado en su análisis del caso y el estado físico
de la pareja, especialmente el de la mujer.

Estos métodos médicos incluyen la “píldora” o anticonceptivo oral, el
diafragma, cremas, gelatinas o espumas, y el dispositivo intrauterino. La píldora
y el dispositivo en general han sido los más efectivos. Otros dos métodos por
medio de la cirugía son los de ligar las trompas de la mujer o que el hombre se
someta a la vasectomía, o sea cortar los conductos espermáticos que llegan
cerca de la piel del escroto. Estos últimos dos son medios permanentes y se
consideran como actos de esterilización.

Lo malo de todos estos nuevos métodos de anticoncepción es la posibilidad de
algunos abusos. Los jóvenes y los de mala intención se aprovechan de ellos
para experimentar o para vivir en promiscuidad. Sin embargo, los abusos no
anulan sus usos legítimos dentro del matrimonio, porque fue para tal empleo
sano que han sido diseñados. Como ha sido el caso desde la creación, el pecado del hombre ha sido la distorsión y el abuso de lo bueno creado por
Dios. Debemos como cristianos siempre guardar toda reverencia para esta
faceta de la buena creación de Dios (Génesis 1:31), expresamente lo
sexual dentro del matrimonio.

EJERCICIOS DE APRENDIZAJE
Cuestionario:
1. ¿Por qué se debe ver el sexo como algo normal y sano dentro del matrimonio?
2. ¿Qué quiere decir “una sola carne”?
3. ¿Por qué no puede ser el acto sexual una simple función biológica o física?
4. ¿Cómo se entiende la poligamia del Antiguo Testamento? ¿Ha sido alguna
vez aprobada por Dios?
5. Lea Proverbios 5:15-19; Eclesiastés 9:7, 9: Cnt. 6:6-12. ¿Cuál es la actitud de estos escritores bíblicos hacia el sexo en el matrimonio?
6. Complete esta oración desde el Texto: Pablo apoyó el celibato como un
estado de mayor___________ para las cosas del señor, pero nunca lo destacó
como algo de superior____________ sobre el matrimonio. Pablo también reconocía
que era necesario tener un don de Dios para vivir la vida célibe. ¿Cuál don es?
7. Generalmente, ¿cómo interpretaron el celibato los padres de la iglesia?
8. ¿Cómo explicaba Agustín la procreación en su concepto del matrimonio
como un sacramento?
9. ¿Cómo fue el amor cortesano (o romántico) un culto al adulterio?
10. ¿Qué es lo que vale en el sistema de la nueva moralidad? ¿Cómo justifica
Ira Reiss este modo de vida?
11. Explique tres resultados de la confusión moderna sobre el sexo.
12. Mencione y explique brevemente tres claves para la felicidad sexual en el matrimonio.
13. Dé una razón social para la planificación familiar. Indique tres razones
personales por qué se planifica el número de niños.

Para la Dinámica de Grupo:
1. Basado en el estudio bíblico, compare las siguientes ideas escriturales:
(1) ¿Cuál es la relación entre sarx y soma, especialmente cuando son usados
en conexión con “una sola carne”?
(2) ¿Cuál es la relación entre agape y eros en el trato matrimonial?
2. He aquí, un caso para resolver en grupo:
Ricardo está a punto de divorciarse de Carolina. Ambos son cristianos pero
ninguno tiene una vida muy profunda en lo espiritual. Ricardo tenía una vida
bastante desordenada antes de ser cristiano. Cuando conoció a Carolina,
pensaba que ella era una persona muy “inocente” y, por lo tanto sería una
esposa cristiana ideal. Pasaron unos meses y se casaron pero Ricardo tuvo
problemas en las relaciones sexuales con Carolina porque ella sí era inocente y
él no se sentía con la libertad que antes sentía con otras mujeres. Al contrario,
sentía pena por su vida anterior y su sentido de culpa le frustraba en su relación
personal con la esposa. Además, él había imaginado que ella le sería una mujer
muy perfecta por ser bonita, quieta y, sobre todo cristiana. Ella frustraba a
Ricardo por portarse a veces con algo de frialdad o por su juego de inocencia,
o sea, ella rechazaba sus avances y esto confundía a Ricardo. ¿Cómo se les
puede ayudar para que eviten el divorcio?

Un Estudio Extra:
Haga un bosquejo para un sermón o estudio devocional basado en uno de los
siguientes pasajes:
Proverbios 5:1-23; 1 Corintios 7:2-9;1Tesalonicenses 4:1-8.

CAPITULO 6
LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS EN EL MATRIMONIO (Coninuará)