viernes, 18 de marzo de 2011

LA IMPORTANCIA DE LA RESURRECCIÓN


Ahora bien, si Cristo es predicado como que ha resucitado de entre los

muertos, ¿cómo es que algunos entre vosotros dicen que no hay resurrección

de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha

resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación; vana

también es vuestra fe. Y aun somos hallados falsos testigos de Dios, porque

hemos atestiguado de Dios que resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si se toma

por sentado que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan,

tampoco Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es inútil:

todavía estáis en vuestros pecados. En tal caso, también los que han dormido

en Cristo han perecido. ¡Si sólo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo,

somos los más miserables de todos los hombres!

Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los

que durmieron. Puesto que la muerte entró por medio de un hombre, también

por medio de un hombre ha venido la resurrección de los muertos. Porque así

como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.


Iª Semana de Cuaresma


La santidad es un estado de cada cristiano cristiano para cada día, no debemos prepararnos tan solo para un evento u ocasión, sino en cada segundo,en cada minuto, cada día, y en todo tiempo.Pero como nos preparamos para una fiesta, así debemos prepararnos para uno de los dos eventos más trascendentales de los cristianos "La Pascua" .

EL FRUTO DEL ESPÍRITU: BONDAD

La mujer agraciada obtendrá honra, y los audaces obtendrán riquezas.

El hombre misericordioso hace bien a su propia alma, pero el cruel se perjudica a sí mismo.

Peca el que desprecia a su prójimo, pero el que tiene misericordia de los

pobres es bienaventurado.

El que oprime al necesitado afrenta a su Hacedor, pero el que tiene misericordia del pobre lo honra.

El que da al pobre presta a Jehovah, y él le dará su recompensa.

Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros,

perdonándonos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda

compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia,

soportándoos los unos a los otros y perdonándonos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros. Pero sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

PROVERBIOS 11:16, 17; 14:21, 31; 19:17; EFESIOS 4:32; COLOSENSES 3:12-14